Casas Reales

La verdad sobre el ingreso de Kate Middleton: intervención de urgencia y problemas postoperatorios


Pilar Fernández

Han pasado cinco días desde que Buckingham Palace anunciara la baja médica de la princesa de Gales pero la situación, lejos de tranquilizarse, es cada vez más tensa. El secretismo que rodea el ingreso hospitalario de Kate Middleton y su intervención quirúgica ha dado paso a rumores e informaciones extraoficiales que apuntan, cada vez más, a una situación verdaderamente preocupante: "El 28 de diciembre ingresó en el hospital y aunque digan que no ha sido de emergencia, la operación sí ha sido con cierta urgencia".

Lo asegura Concha Calleja, periodista experta en la Casa Real británica. Afirman que la esposa de Guillermo de Inglaterra llevaba semanas indispuesta y fue tras la comida de Navidad, el 25 de diciembre, cuando sus síntomas la obligaron a acudir al centro médico. "No era la primera vez que se sentía mal, pero aquí ya hay una voz de alarma e ingresa en el hospital, donde le hacen un chequeo y está allí varios días". Añade, además, que la cirugía abdominal no ha sido planificada sino que se llevó a cabo "con cierta urgencia", de ahí que tanto la princesa como el príncipe de Gales tuvieran ya cuadradas sus agendas oficiales y hayan tenido que cancelarlas por completo hasta próximo aviso.

Citando fuentes de Buckingham Palace, Calleja desliza otros datos preocupantes: "Algo salió mal en el postoperatorio". Y añade: "La situación, en general, era lo suficientemente grave como para que, en pocos días, todo el mundo supiera que algo andaba bastante mal en la Casa Real. Ese ha sido el motivo por el que decidieron adelantarse y dar estos comunicados".

"No es cáncer"

Fue el pasado jueves cuando la Casa Real británica comunicó que la princesa había sido ingresada para someterse a una cirugía abdominal. Sin entrar en detalles que consideran de índole privada, anunciaron que estaría hospitalizada entre 10 y 14 días, así como alejada de sus funciones hasta la próxima Semana Santa. Tanto secretismo levantó sospechas y gran preocupación, pero desde Buckingham Palace se limitaron únicamente a descartar que se tratara de un cáncer.