La infanta Sofia en estado puro: su vestido bicolor con ese 'cut out' en la cadera
Ana Gómez Viñas
Oviedo,
Sofía ha llegado a Oviedo desde Gales. Esto lo cambia todo. No es lo mismo viajar a Asturias desde casa, en Madrid, con sus padres Felipe VI y Letizia, que venir procedente de Gales, en Reino Unido. Está muy contenta allí con su Bachillerato Internacional, nos deslizó en un brevísimo saludo con los periodistas.
La ausencia y la distancia con su familia tienen un efecto emocional, con esos nervios a flor de piel y también esa felicidad de regresar. La infanta, en Oviedo, es todo sonrisas. Cuando ha hecho su entrada al Teatro Campoamor, caminaba junto a Leonor. Han recorrido juntas los 79 metros de pasillo azul que conecta la calle con el escenario. Cinco escalones. Los han subido acompasadas. Antes, han mirado a su abuela, doña Sofía, que les seguía con la mirada desde su palco de honor, a la izquierda del teatro ovetense. También se han parado a saludar a su abuela Paloma Rocasolano, que ha ocupado la butaca de la sexta fila, pasillo. Paloma, siempre pasillo para abrazar a sus nietas y a su hija.
Leonor es la protagonista máxima en estos premios. Pero Sofía también tiene su sitio. La infanta ha encontrado su espacio. Solo su asistencia le da confianza a Leonor. Su lenguaje no verbal es transparente. Son una piña.
Para esta ceremonia, Sofía ha vuelto a ser ella misma. Vestido tubo, como el de su madre, pero adaptado a su estilo. Bicolor, asimétrico y con cut out en la cadera. Una pieza minimal, urban, sencilla y de alto impacto visual por el contraste blanco-negro firmado por Cardié Moda, la misma que lució en el concierto unas horas antes. Por cierto, la infanta está altísima y su voz es más madura.