Meghan Markle chocaba con el protocolo: había normas "absurdas" en palacio que la estresaban porque se sentía "controlada"
Ana Gómez Viñas
Esto es un no parar de libros sobre los Windsor. Tom Quinn recoge en su nuevo título Gilded Youth el choque de trenes que supuso para Meghan Markle dejar su Estados Unidos natal, entrar en The Firm y convivir al otro lado de las históricas paredes de Buckingham. Una experiencia que la dejó muy "decepcionada", según relata el autor citando a una persona que trabajó con la duquesa. Tanto que Meghan dejó caer que algunas normas de protocolo del Palacio de Kensington le parecían "absurdas", publica Daily Mirror. Coinciden estas revelaciones con el anuncio de la invitación de Carlos III a su hijo Harry y su mujer, Meghan, para que asistan a su coronación. Será el de mayo en la Abadía de Westminster, en Londres.
Para una mujer del siglo XXI como Meghan Markle, moderna, feminista y trabajadora, que simboliza la igualdad y la ruptura con el techo de cristal, tener la obligación de reportar de forma anticipada cuándo abandonaba el palacio e informar hacia dónde se dirigía y cuándo regresaría suponía un auténtico estrés. Se sentía controlada. "Meghan odia sentirse controlada por el protocolo", comentó un ex asesor de la Casa al rotativo. Sin embargo, para el staff de Kensington esa información "absolutamente esencial" formaba parte de su trabajo por motivos de seguridad.
Curioso en el libro el capítulo en el que el autor compara el desembarco de Kate Middleton en la realeza con el de Meghan.
Ambas cuando llegaron eran dos mujeres ajenas a palacio y ajenas a la aristocracia. Kate encajó mejor las normas y se adaptó mejor a palacio porque "no tiene las tendencias mesiánicas de Meghan", añadió la misma fuente. No deja pasar por alto Tom Quinn que la ex actriz quería y deseaba algo diferente para sus hijos, más libertad y más privacidad. Sin pensarlo mucho, el ex asesor desliza que los hijos de los Príncipes de Gales son "muy convencionales", como sacados "de 1950".