Casas Reales

Urdangarin y Cristina: por qué la demanda de divorcio no se interpondrá en Barcelona (si llega)


    Martín Alegre

    "Son cosas que pasan, todos nos vamos a querer como siempre". Así comentaba Pablo Urdangarin el terremoto desencadenado por las fotos de su padre con Ainhoa Armentia, paseando de la mano por una playa de Bidart en el sur de Francia.

    Algo así repetía horas después Iñaki Urdangarin, quitando también hierro al escándalo que demuestra una infidelidad manifiesta de Urdangarin a su esposa. Las sorprendentes palabras de Mario Pascual Vives, el abogado en el caso Nóos del marido de la infanta Cristina, añadían más confusión a la situación. Para el letrado, la interrupción temporal del matrimonio, no era un divorcio ni separación, sino "para darse un tiempo de reflexión".

    Los que daban por hecho un inminente acuerdo de divorcio o que se interpondría de forma inminente una demanda para disolver el matrimonio por parte de cualquiera de los dos no entendían nada. Pero lo cierto es que no hay datos de que esa demanda se haya producido, aunque también es cierto que, de llevarla a cabo, se debe presentar en Vitoria o en Ginebra, donde parece que tienen sus domicilios respectivos los cónyuges.

    Por eso ha sido inútil el rastreo de muchos medios de comunicación, intentando encontrar el bufete de abogados de Barcelona al que Cristina podría encargar su divorcio. Y es que los Juzgados de la Ciudad Condal no pueden tramitarlo. Pueden recurrir tanto la infanta como su esposo a cualquier despacho, de Barcelona o no, pero el divorcio, de llegar, no será tramitado en el lugar donde se celebró el matrimonio sino en donde residan las partes. No son los tribunales de Barcelona competentes para disolverlo. En la capital catalana se casaron la hermana del Felipe de Borbón y el jugador de balonmano en 1997, pero no es el domicilio habitual de ninguno de los dos desde hace varios años, cuando Iñaki tuvo que ingresar en prisión.

    Si fuera Urdangarin quien lo solicitara, debería hacerlo donde vive, en Vitoria. Por su parte, la hija menor del rey emérito, está obligada a hacerlo en un despacho de Ginebra, donde tiene su casa y vive con su hija Irene. Los abogados suizos son mucho más caros que los bufetes españoles de familia. Y en caso de resolverse el divorcio en Ginebra es muy probable que don Juan Carlos, pague esos gastos, como sin duda le ha ofrecido a su hija en el reciente viaje de Cristina a Abu Dabi, donde con toda probabilidad trató el tema con su padre. No hay que olvidar que, tanto si el divorcio se tramita en Suiza como en España, se aplicaría para ambos países el Código Civil español.

    En cuanto a los hijos, teniendo en cuenta que Juan, Pablo y Miguel Urdangarin, ya son mayores de edad, y en algún caso hasta perciben sus propios ingresos, como Pablo, como jugador de balonmano, son ellos quienes deben solicitar la pensión correspondiente a su padre o a su madre, si consideran que todavía necesitan una ayuda económica, por estudios o alguna otra circunstancia, pero deberán justificarla.

    Solamente Irene, la menor, de 16 años, recibirá una pensión por alimentos, cuya cantidad decidirá el juez teniendo en cuenta los respectivos ingresos de sus padres. En la ley española, prima ante todo el derecho de los niños. No es posible que la situación de los menores esté determinada por los pactos pre matrimoniales que hayan podido firmar sus padres antes del convertirse en marido y mujer, sea Familia Real o cualquier otra de importancia social o política.

    Según comenta a Informalia un abogado de Familia, sabemos, por ejemplo, que Felipe y Letizia firmaron capitulaciones matrimoniales antes de la boda, pero si se divorciaran, el juez decidiría con quién vivirían Leonor y Sofía. Si el magistrado tuviera claro que deberían vivir con su madre, no hay capitulaciones que valgan, por más que se tratara del Rey de España. Otra cosa serían las circunstancias específicas del estatus de la princesa Leonor, Heredera al Trono.