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Nicolas Sarkozy revela el secreto mejor guardado de su agitada vida sentimental


    Sara Olivo

    En su libro, titulado Passions, el ex presidente de Francia habla largo y tendido de diversos temas relacionados con su vida política, y tampoco olvida la vertiente sentimental. Los franceses se han quedado perplejos al saber que intentó salvar por todos los medios su matrimonio cuando Cecilia Attlas, su segunda mujer, decidió divorciarse. A todas luces, Carla Bruni fue una tirita para su corazón partido.

    A lo largo de 4.000 páginas, Nicolas Sarkozy se desnuda y muestra aspectos inéditos de su personalidad y su trayectoria. El libro, que acaba de salir a la venta en Francia, revela todo tipo de anécdotas y reflexiones, como por ejemplo los sentimientos que despierta en él la actual primera dama del Eliseo Briggite Macron. Le cae bien: "Soy muy sensible a su sencillez y a su sinceridad".

    No es la única mujer de la que habla en ese libro de recuerdos. Cecilia Attias, su segunda esposa, la madre de su hijo Louis, también aparece en el libro. Cecilia, cuyos apellidos de soltera son Ciganer Albéniz, es bisnieta del famoso músico español Isaac Albéniz, y por tanto rima del ex alcalde de Madrid y ministro de Justicia español Alberto Ruiz Gallardón. Antes de contraer matrimonio con ella, Sarkozy estuvo casado con Marie-Dominique Culioli, con quien tuvo dos hijos, Pierre (nacido en 1985) y Jean (1986). La boda tuvo lugar en 1986 y se divorciaron en 1996.

    El pequeño Napoleón del milenio, un hombre muy atractivo para las mujeres, tiene mucho en común con el general corso que rigió los destinos de Francia como emperador.  Es lo que se dice un hombre liana. Cuando termina con una ya hay otra en el horizonte. Fue lo que le ocurrió con Cecilia, con quien contrajo matrimonio el mismo año en el que se divorció de su primera esposa Marie Dominique Culioli.

    Todo ocurrió en el año 1996. Nueve años más tarde llegó el segundo divorcio. Sarkozy había sido elegido ya presidente de Francia, y la prensa difundía desde hacía meses todo tipo de rumores sobre una profunda crisis en su relación. Se decía que Cecilia estaba enamorada de Richard Attlas, y así era ( se casaron en el 2008) y que Nicolás bebía los vientos por una periodista. Tanta culpa, creía la gente, tenían el uno como el otro. Hubo quien creyó que se trataba de una táctica para proteger el orgullo de Sarkozy, ideada desde las filas del partido conservador. Aunque una biografía del ex presidente francés instada supuestamente desde la derecha, retrató a Cecilia como una mujer casquivana, fría y brutal. La escribió Catherine Nay, y se titulaba "El Impetuoso". Según narraba la autora, Cecilia, durante una crisis conyugal echó fuera de su casa a Nicolás y lo mandó de okupa a casa de un amigo. 

    En su libro, el político confiesa que hizo lo imposible por salvar su matrimonio. Y confiesa que Cecilia le reveló su intención de divorciarse durante los momentos previos al debate entre las dos rondas. "No tengo más remedio que reconocer que la actitud de Cecilia me sorprendió. No lo vi venir, no anticipé nada, no entendí nada. Sufrí mucho intentando controlar una situación que, cada día, se hacía más incomprensible", afirma. La pareja, pese al infierno que estaban viviendo, supo mantener el tipo durante sus apariciones públicas, como demuestran las imágenes que acompañan a estas líneas, obtenidas durante la reunión del G8 en junio del 2007. 

    Afirma que siempre se ha mostrado fiel a sus sentimientos. nunca ha renunciado a ellos, pese a que su ambición es grande. Él no fue el malo de la película, no hubo ni malos ni buenos, quiere dar a entender, solo una mujer cansada de estar a su lado: "Cecilia deseaba otra vida. Yo acababa de ser elegido. El divorcio era la única salida razonable", se atreve a confesar. Con la perspectiva que da el paso del tiempo reconoce que "entiendo cómo mi divorcio, recién elegido, pudo desestabilizar a los franceses, por no mencionar los diez días del verano de 2007 que pasé en los Estados Unidos intentando luchar contra lo inevitable , intentando salvar mi matrimonio".

    No hay grandes revelaciones sobre Carla. Todo el mundo sabe que se adoran, que ella le llama "mon petit chou chou". Pocas parejas presidenciales son tan transparentes y almibaradas como ellos. Quizás por ese motivo Sarkozy se haya limitado a señalar que lo que le enamoró de la modelo y cantante francesa de la guitarrita fue su elegancia y su amabilidad. Aunque tras leer las páginas dedicadas a Cecilia, el lector que queda con la idea de que la bella Carla pudo ser solo un "repuesto" para paliar el dolor del presidente abandonado por su verdadero amor.

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    Ello explicaría los continuos alardes de romanticismo de la pareja, más propios de dos personajes de revista de corazón que de un político y su esposa. Es más, Carla Bruni presume incluso de las capacidades amatorias de su marido. Así, en una entrevisa, confesaba:"Me sigue atrayendo mi hombre. El sexo con él también es fantástico. Me aseguro de que siempre haya un poco de misterio".  

    Cecilia, por su parte, disfruta de su vida y no dice nada. Sigue feliz junto a Richard Attias, su actual marido, el hombre por quien dejó a todo un presidente de Franncia. El productor de eventos marroquí, fundador y ex presidente de PublicisLive, actual presidente de Richard Attias and Associates es uno de los hombres más ricos y poderosos de Francia. Es fundador del New York Forum y cofundador de Global Clinton Initiative así como de la Conferencia de los Premios Nobel. Abajo, Richard y Cecilia durante un reciente viaje a Sevilla. Ella luce unos modernos pantalones de estilo chandall de absoluta tendencia este año. El parecido con Carla Bruni es evidente. Tiene 61 años, diez más que la ex modelo.