Antonio Banderas, Isabel Preysler y Nicole Kimpbel viven su noche americana
Silvia Armesto
Antonio Banderas e Isabel Preysler fueron este jueves los protagonistas del evento que Porcelanosa montó para inaugurar su nueva tienda en Miami. Recién llegado de Cannes, el malagueño compartió la noche americana con su inseparable Nicole Kimpel, que no le dejó ni un minuto solo ante el humor imparable de la reina de corazones, que estuvo muy divertida.
Porcelanosa inauguró su una nueva tienda de en la zona de Doral, en Miami, cercana al aeropuerto de la ciudad más poblada del estado norteamericano de Florida. Después de sus días de de pasión y relax en un lujoso balneario de Suiza junto a su querido Mario Vargas Llosa, reaparecía con el morbo añadido del asunto de la detención de su ex marido Carlos Falcó, que el pasado mes de febrero pasó una noche en comisaría, donde fue conducido por la sonada y sonora discusión que protagonizó el marqués de Griñón con su esposa Esther Doña en el hotel Eurobuilding de Madrid.
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Aunque han pasado los días, el episodio ha conmocionado a la familia Falcó, pero sin duda también a Isabel, porque, aunque su vida no tiene hace muchos años nada que ver con Carlos Falcó, todo aquello que afecte a su hija Tamara en este caso, le afecta a ella, como es lógico.
Pero Isabel jamás ha dicho una mala palabra del que fuera su marido antes de casarse con Miguel Boyer. Tampoco las otras mujeres casadas anteriormente con Carlos Falcó (Jeannine Girod o Fátima de la Cierva) han hablado nunca mal de su ex marido, un aristócrata de 82 años, considerado un gran señor, culto, educado, amable y cercano.
No fue fácil acceder a Isabel en la fiesta de Porcelanosa, pero hubiera sido deseable preguntarle su opinión por este lamentable episodio, que afecta directamente a Tamara a quien, por cierto, no se la vio por allí, en la que hubiera sido una gran oportunidad para verla recién desnoviada. No obstante, como buena alumna de su madre, se reserva para una próxima exclusiva remunerada, porque su opinión sobre la situación de su padre y Esther Doña, que siguen manteniendo su matrimonio contra viento y marea, aunque le haya costado al marqués romper con sus cinco hijos, es jamón para los cronistas sociales.