Los gestos de amor de Pablo Casado y su mujer en el comienzo de campaña
Sara Olivo
Frente a la desaparición electoral de Malú, al menos como novia de Albert Rivera, tenemos un comienzo de campaña muy romántico: el protagonizado por Pablo Casado y su esposa, Isabel Torres Orts. La foto que colgaron en Instagram es toda una declaración de intenciones. Y está hecha en una discoteca, el Florida Park. La imagen nos muestra un líder del PP en las antípodas de la actitud descalificadora que presenta frente a Pedro Sánchez y otros rivales. Con su esposa, Casado destila dulzura, serenidad y confianza mutua.
Hubo un antes y un después tras Obama. Los políticos son conscientes de lo que les pueden aportar sus parejas para sumar votos. Albert Rivera, un experto en marketing, dio un vuelco de 180 grados a su vida antes de las elecciones, y son muchos los miembros de su partido que consideran que lo ocurrido puede pasarle factura. El controvertido romance con Malú, que ni siquiera se ha molestado en explicar, no le ha beneficiado en absoluto, según afirman fuentes cercanas al político de la formación naranja. Una cosa es no hablar de su vida privada y otra muy distinta es esconder hasta el comentario a la persona a la que ama, en contrasta no solo de sus oponentes políticos sino de su propia actitud hasta que a finales del año pasado rompió con Beatriz Tajuelo. Si con su anterior novia, acudía a actos multitudinarios, repletos de fotógrafos, como la entrega de los Premios Planeta o los Princesa de Asturias, por poner dos ejemplos, con Malú no hay más que silencios. Son muy libres la sobrina de Paco de Lucía y el candidato naranja a la presidencia del Gobierno de guardarse de los flashes, desde luego, pero puede que haya votantes que se pregunten por la coherencia personal de un político que se exhibía junto a su novia con naturalidad y ahora fortifica su relación hasta un punto que extraña. ¿Alguien imagina a Malú de 'Primera Dama' clandestina en Moncloa?
Isabel Torres, en la foto que ha colgado Pablo Casado, apoya su frente en el rostro de su marido. Tiene los ojos cerrados, en una imagen que sugiere una confianza absoluta. Él, por su parte, mira a la cámara con una sonrisa franca y abierta. El mensaje subliminal que transmite es que es un hombre de fiar en todos los aspectos.
El atuendo de esta dama de Elche (nació allí hace 38 años) parece estudiado: pantalones vaqueros negros, y una bonita camisa clara con volantes. Es hija de un rico empresario valenciano, pero no viste pija ni progre ni pijiprogre. Simplemente práctica.
Es la suya una imagen apropiada, agradable, no demasiado elegante, más bien deportiva, para la heredera del Imperio de los caramelos Pectol. Tan práctica como los pectolines. Forman una pareja perfecta. No hay misterios. Siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras. Y los asesores del PP lo saben.