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Letizia acapara todas las miradas en la cena peruana y lo pasa genial con Pedro Sánchez


    Martín Alegre

    La majestuosa estética de Letizia ha vuelto a reinar en la cena de gala que el Monarca y su esposa han ofrecido al presidente de Perú y la Primera Dama en visita de Estado a España. La reina ha optado por un vestido que no se ajustaba al protocolo, tan escotado que todos la miraban, y ha habido que recortar la banda y sujetarla en el escote y no sobre el hombro, como es preceptivo.

    Pedro Sánchez debería cumplir este jueves 28 de febrero 47 años, o tal vez se los apunte el viernes, 1 de marzo. Pero la verdad es que el presidente del Gobierno siempre dudará de qué día debe celebrar su aniversario, excepto en los años bisiestos, porque nació un 29 de febrero de 1972. En la gran cena de Estado a la que acudió este miércoles, no dudó ni un segundo en situarse a la izquierda de la Reina, no porque algún responsable institucional decidiera sentar juntos a los más guapos para embellecer la Marca España, sino porque así lo ordena el protocolo.

    Con su lugar perfectamente marcado de antemano, el líder socialista llegó sabiendo que cenaría junto a la Reina, igual que ella sabía que cenaría junto al socialista: y se pasaron gran parte de la cena hablando, riendo e intercambiado miradas, salvo los momentos en los que la Reina se giraba hacia su otro compañero de mesa, el presidente del Perú, Martín Vizcarra, sentado a la derecha de la mujer de Felipe VI, y vigilado desde el otro lado de la gran mesa por Maribel Díaz, primera dama peruana. Incluso en esos momento, Pedro Sánchez seguía con su mirada a la reina. 

    Es difícil precisar los temas de conversación que pintaron sonrisas tanto en la Reina como en el jefe del Ejecutivo mientras hablaban y, aunque hemos preguntado, no hemos sido capaces de averiguarlo. Pero hay razones de sobra para comprender que Pedro Sánchez y Letizia Ortiz tienen mucho en común.  Hace unos años, la reina se coló en una audiencia del líder socialista durante una de esas salidas  espontáneas con el motivo de "querer saludar a su antiguo compañero", según explicó.

    Ya en el besamanos anterior a la cena, los ojos de Mario Vargas Llosa se habían fijado en la anfitriona, y en la química que comparte con el 'enemigo' de su amigo Albert Rivera. Y no debemos olvidar que los ojos del Nobel hispano-peruano, uno de los protagonistas de la velada, con permiso de su novia filipina, suman casi 166 años de experiencia, inteligencia y sagacidad. El autor de La Tía Julia y el escribidor (Seix Barral, 1977) sabe cuanto une ir al mismo colegio y ser de la misma quinta. Vargas Llosa escribió diez años antes de que los plebeyos Pedro y Letizia llegaran al mundo La Ciudad y los perros (Seix Barral, 1963), gran libro del arequipeño. Los protagonistas de la novela son alumnos del colegio militar Leoncio Prado, donde se enfrentan a un ambiente de prejuicios raciales y clasismo social y económico. Sin duda, Pedro Sánchez y Letizia, ambos plebeyos y acostumbrados ahora a lidiar con aristocracias (y ambos de la promoción nacida en el 72 como alumnos del instituto Madrileño Ramiro de Maeztu) han leído esa historia de Vargas Llosa, aunque probablemente no hablaron de eso.

    Pero una auténtica periodista de raza siempre lo es, y el momento político que vivimos tiene que revolver su corazón de reportera lo suficiente como para rendirse a la tentación y saltarse su posición de Reina; es decir, preguntar a su compañero de instituto: "¿Cómo lo ves, qué va a pasar el 28 de abril?", aunque sea bajito, al oído, en plan confidencia, de compañera de instituto a compañero de instituto...

    Pedro Sánchez conoce desde hace tiempo la ideología progresista de la mujer de Felipe VI (lo más que puede ser la mujer de un descendiente de Fernando VII en el trono) y puede que la imagen de cordialidad extrema que el candidato socialista exhibió junto a la esposa del Monarca sea una buena foto para el cartel del político que, no lo olvidemos, está en campaña y venía del Congreso, de fajarse con los Pablo Casado, Albert Rivera y otros rivales tan alejados de doña Letizia Ortiz Rocasolano en la noche peruana.

    Por tanto, la conversación, las sonrisas y las miradas probablemente no tuvieron que ver solo con el este escote palabra de honor que a algunos medios les ha servido para hablar del "destape" de Letizia. Es cierto que la belleza de cuento que exhibía  la convirtió en el centro de todas las miradas, no solo las del presidente Sánchez: para eso era la reina, la más guapa y la que iba vestida del modo más espectacular, tiara incluida. Letizia sabía lo que hacía. Su outfit es exactamente el mismo que se eligió para vestir a la famosa Barbie Letizia que se presentó en la famosa convención de muñecas Madrid Fashion Doll Show en 2015.

    Ya en el posado de los Reyes con el presidente del Perú y su esposa, la presencia de Letizia resultaba desbordante con uno de sus disfraces de reina. Es el modelo que llevó en la fiesta previa al enlace de Guillermo y Kate Middleton en abril de 2011 (como vemos en la foto de abajo, con doña Sofía en Londres).

    Entonces era Princesa de Asturias y asistía a la fiesta ofrecida por Isabel II con motivo del enlace de su nieto.  Posiblemente fue la primera vez que Felipe Varela nos hacía entender que estábamos no ante una princesa sino ante una futura reina, aunque le faltaban tres años para serlo: un vestido en muselina y tul gris lavanda con bordados florales, el ya referido escote palabra de honor, y la falda de línea años 50 estilo New Look.

    El vestido conjuntaba además con la banda de la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos en un claro homenaje a sus invitados, ya que se trata de una distinción que concede el Estado peruano. Otra cosa es que por el hermoso escote hubiera que recortar la banda y ponerla en el escote en lugar de en el hombro, como es la norma.

    Para terminar de coronar la superioridad de la reina sobre el resto de invitadas e invitados, Letizia ha escogido una muy apropiada joya: la tiara floral, realizada en brillantes en el siglo XIX. Una curiosidad: fue un regalo del dictador Francisco Franco a la entonces princesa Sofía por su boda con el príncipe Juan Carlos. Es además un dardo contra la infanta Cristina, porque es la que se puso la hermana de Felipe de Borbón el día de su boda con Iñaki Urdangarin.  Letizia llevaba además los pendientes de diamantes en forma de flor que le regalaron sus suegros con motivo de su boda y una de las pulseras gemelas del lote de las joyas de pasar, en la muñeca derecha. 

    La Primera Dama del Perú, Isabel Preysler, Begoña Gómez y la mismísima alcaldesa Carmena estuvieron allí. Maribel Carmen Díaz Cabello (48), profesora y apasionada de la lectura, congenió ya muy bien con doña Letizia en Noviembre, durante el viaje de los Reyes a Perú. Lo mismo ocurrió este miércoles en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, en la que el país invitado de este año es Perú. Muy discreta, esta maestra de educación era directora del del Colegio Inicial Sagrado Corazón de Jesús  en el sureste de Perú, puesto al que renunció para ocuparse de la Oficina de Apoyo al Cónyuge del Presidente de la República cuando su marido fue presidente. Casada desde 1992 con él, tienen cuatro hijos, Diana, Daniela, Diamela y Martino. La primera de ellas es madre del pequeño Mateo que ha hecho abuelo al presidente de Perú y su esposa.

    La viuda de Miguel Boyer hizo una genuflexión exageradísima ante la reina. Isabel Preysler no pasó desapercibida con su vestido largo en color crema: encajes, transparencias y pedrería marcaban una silueta perfecta a sus 68 espléndidos años. Por si acaso, un minicinturón de piel  con hebilla decorada con strass, del mismo tono del vestido, ayudaba. 

    Begoña Gómez estuvo sentada junto al Rey Felipe. No La todavía inquilina del palacio de la Moncloa vistió con una deliberada discreción, no intentó competir con la Reina.

    De Carmena, decir que llegó en su silla de ruedas y saludó al Monarca y su esposa sin problemas. Es de izquierdas pero sabe que saludar es educado y conveniente y juicioso.