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Nastasia Urbano: de top model en Nueva York a dormir en cajeros en Barcelona


    Informalia

    Nastasia Urbano tenía 20 años cuando llegó a Nueva York en los albores de los años 80, en 1981, con el mundo a sus pies (el de la moda, al menos). La Ciudad de los Rascacielos la recibió con los brazos abiertos: firmó con la mejor agencia, Ford. "Hacía todas las revistas, le encantaba a todo el mundo", recuerda en una entrevista para El Periódico, que lleva este miércoles la triste historia de la top a su portada. Ganó mucho dinero: "Me daban un millón de dólares al año por 20 días de trabajo, durante tres o cuatro años", recuerda. Ahora lamenta que sus hijos tengan un padre que no es nada y una madre que vive en la calle.

    De vez en cuando consigue algo de dinero haciendo algún trabajo precario, sufre depresión y tiene que medicarse. En Barcelona, donde visitaba a su padres cuando viajaba a España, conoció al que se convertiría en su marido: "Y ahí se acabó todo, me dejó con lo puesto. Lo único bueno de esa relación han sido mis hijos, pero lo demás fue horrible", declara en el rotativo.

    Le compraba lo que quería, ganaba mucho dinero gracias a sus trabajos para marcas que se la rifaban como Yves Saint Laurent, Opium, Virginia Slims o Revlon. Trabajó con fotógrafos como Helmut Newton y hasta para el director David Lynch, que hizo con ella un anuncio de Yves Saint Laurent.

    "Yo quiero vivir, no sobrevivir –dice–. Estoy cansada de sobrevivir y pedir dinero. La gente a mi alrededor se aparta, todos se van y no me extraña. Ya me han desahuciado tres veces. Si tenía para pagar el piso no tenía para comer, o no podía pagar la luz, o no podía pagar el agua y tenía que bajar a la fuente para cogerla", confiesa.

    "He trabajado limpiando casas, cuidando niños. Ahora estoy recogida en casa de un amigo que es un ángel. Pero no puedo instalarme ahí, siempre es por un tiempo. Dentro de unos días, cuando salga de esa casa, yo me pregunto adónde voy a ir, estaré con mi carrito, mis cuatro cosas y dónde voy a dormir", se lamenta en El Periódico de Cataluña.

    Esta bella mujer, que cenaba un día con Jack Nicholson y otro con Andy Warhol, Roman Polansky o con Harrison Ford, confiesa que estuvo en fiestas con Melanie Griffith, con Don Johnson y con Simon y Garfunkel. "Estuve a punto de ir a la boda de Madonna con Sean Penn porque había invitado David Keith, el de Oficial y caballero, y yo en esa época salía con él, pero ese día nos levantamos con tal resaca que no pudimos ni levantarnos", recuerda amargamente en la entrevista. Urbano admite que tuvo problemas de drogas y alcohol, pero que no se arrepiente de nada de lo que hizo entonces: "La vida hay que vivirla al máximo", afirma.