Michelle Bolsonaro, primera dama de Brasil: cómo casarse con un reaccionario
Informalia
Esa mujer que acompañaba majestuosa en el Rolls descapotable al flamante presidente de Brasil es desde el día uno de enero La primera dama del quinto país más poblado de la Tierra, y también en 5º más grande. Michelle no tardó en dar su primer discurso en el palacio presidencial con lenguaje para sordos, con señas. Rompió el protocolo y tomó la palabra en la sede del Gobierno antes de que lo hiciera su esposo y fue aplaudida por el público. "De forma muy especial me gustaría dirigirme a la comunidad sorda, a las personas con deficiencias y a todos aquellos que se sienten olvidados: serán valoradas y sus derechos serán respetados", dijo. "El ciudadano brasileño quiere seguridad, paz y prosperidad", explicaba a través de señas junto a una intérprete durante la ceremonia en Brasilia para la asunción de Jair Bolsonaro como jefe de Estado.
En su mensaje, la primera dama agradeció a Carlos Bolsonaro, hijo del presidente con otra mujer, por el apoyo en los días en que su marido estuvo hospitalizado tras ser apuñalado en septiembre. Luego repitió el lema de su marido, versión brasileira del de su amigo Donald Trump, lo cual le aproxima más al mote de Melania de Latinioamérica. "Brasil por encima de todo y Dios por encima de todos".
La tercera esposa del ahora jefe de Estado comenzó su vida laboral como vendedora en un supermercado en la periferia de Brasilia, donde creció y se convirtió en una asidua a los cultos de una pequeña iglesia Adventista de la región. Incentivada por su madrastra, la nueva primera dama aprendió el lenguaje de señas, al que dio visibilidad durante la campaña electoral.
De cuna humilde, fue la primera de los tres hermanos en independizarse. Cuando tenía 27 años dio un paso adelante y logró un puesto en el Congreso como secretaria. Allí conoció en 2007 a al diputado Jair Bolsonaro, 25 años mayor que ella, y quien se convertiría en su futuro esposo.
Cautivado por su belleza y sencillez, el ex capitán del Ejército le ofreció un puesto en su gabinete personal y, pocos meses después, los dos contrajeron matrimonio. Del enlace, nació la pequeña Laura, de ocho años y la única niña entre los cinco hijos del ex militar.
Casada y fuera del mundo de la política, la primera dama dejó su humilde vivienda en las afueras de Brasilia para mudarse a la residencia de su marido en un barrio noble de Río de Janeiro, donde intensificó sus trabajos voluntarios en la iglesia y con personas con discapacidad.
Todos los domingos, actúa como traductora de los cultos evangélicos de la Iglesia Batista Atitude, en la zona oeste de la capital fluminense, para fieles sordomudos.
El pastor evangélico Silas Malafaia, quien celebró la unión eclesiástica de los Bolsonaro años después de la civil, definió la primera dama como una esposa "simple, recatada" y a quien le gusta "trabajar entre bastidores".
Malafaia dice que Michelle es una mujer "fuerte", "sensible", con "grandes virtudes" y de "pulso firme" cuando se trata de la educación de la pequeña Laura y de Leticia, su primera hija, de 16 años y fruto de una relación anterior.
La primera dama brasileña ya señaló que se mantendrá a la sombra de su marido, pero aseguró que buscará participar en el "mayor número posible de programas sociales", como ya hicieron algunas de sus antecesoras, entre ellas Ruth Cardoso, mujer de Fernando Henrique Cardoso, o Sarah Kubitschek, esposa de presidente Juscelino Kubitschek, responsable de la planificación y traslado de la capital federal del país de Río de Janeiro a Brasilia.
El ultraderechista Jair Bolsonaro, un ex militar de 63 años nostálgico de la dictadura, se convirtió este día uno de enero en nuevo presidente de Brasil. Meses atrás había vencido por un contundente 55% de los votos al izquierdista Fernando Haddad, que se quedó en un 44%. El nuevo mandatario carioca destaca por ser un admirador confeso de Donald Trump, de ahí que haya sido bautizado como el 'Trump de los Trópicos', y atesora un extenso historial de declaraciones de tinte machista, racista, homofóbo y xenófobo, lo que le ha granjeado la oposición de gran parte de la comunidad internacional. El político, no obstante, cuenta con el apoyo de su mujer, Michelle de Paula, la tercera en darle el "sí quiero".
Antes, Bolsonaro estuvo casado dos veces. Su primera esposa fue Rogéria Bolsonaro (primera foto), con quien tiene tres hijos, Flávio, Carlos y Eduardo. El presidente electo dejó perlas como estas al referirse a su relación: "Nunca la golpeé. Pero tuve ganas de fusilarla varias veces", dijo. Después llegó se casó con Ana Cristina Siqueira (segunda foto), quien le acusó de robar una caja fuerte y de amenazarla de muerte. Fruto de su matrimonio nació Renan.
Tras la abrupta ruptura, Jair volvió a encontrar el amor en 2007, cuando conoció a Michelle, 25 años más joven que él y quien trabajaba en el Congreso de Brasilia como asistente de otro diputado. Por aquel entonces, Bolsonaro era parlamentario en su quinta legislatura y contrató a Michelle. Con el paso del tiempo, su vínculo laboral dio paso a una relación sentimental.
La diferencia de edad nunca ha sido un problema para ellos y en 2013 contrajeron matrimonio religioso ante 150 invitados. Dos años antes llegó al mundo su primera hija en común, Laura, la quinta del político: "Tengo cinco hijos. Cuatro fueron hombres, en la quinta tuve un momento de fragilidad y vino una mujer", declaró Jair.
La familia reside en Río de Janeiro, en el acomodado barrio de Barra da Tijuca, donde Michelle colabora a menudo con la iglesia Batista Atitude. Allí se la puede ver rezando de forma habitual. Además, es la encargada de traducir a lengua de signos las declaraciones de su marido en los vídeos que él difunde a través de Facebook Live.
Michelle se ha convertido en el gran apoyo de su marido en estos últimos meses y no se ha separado de él ni un momento. Tampoco cuando el político recibió una puñalada en un acto electoral celebrado el pasado 7 de septiembre. Ella le acompañó durante su ingreso en el hospital Albert Einstein y vivió la recuperación con él.
Pese a todo, la brasileña se encuentra cómoda en un segundo plano y deja los focos a su marido. Asimismo, su estilo es discreto y sus prendas preferidas son las zapatillas, los vaqueros y las blusas. Le gusta ir de Zara. También es una apasionada del deporte y acude a diario al gimnasio Bodytech, el más popular entre la clase alta de su barrio.
Bolsonaro ha ganado las elecciones presidenciales en Brasil con un 55,13% de los votos y sucede desde este este martes a Michel Temer para gobernar la novena economía del planeta, al menos hasta 2022. Ha derrotado al progresista Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores (PT), quien obtuvo un 44,87% de los votos. El presidente de Brasil ha prometido mano dura contra la delincuencia y permitirá la venta de armas a civiles. En economía, el 'Trump de los trópicos, anuncia un neoliberalismo radical, con muchas privatizaciones.
Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército partidario de la dictadura que imperó en Brasil entre 1964 y 1965, es conocido por sus opiniones de talante racista, machista y homofóbico. En la primera vuelta celebrada el pasado día 7 de octubre, Bolsonaro ganó con un 46% de los votos, y Haddad quedó en el segundo lugar, con un 29%, entre un total de trece candidatos.
El pasado 6 de septiembre, en medio de la campaña para la primera vuelta, Bolsonaro fue apuñalado durante un mitin y permaneció hospitalizado durante 23 días. Hubo de someterse a dos operaciones y estuvo 23 días hospitalizado, por lo que cambio su campaña en las calles por otra mucho más eficaz, a la vista de los resultados, en las redes sociales.
Tampoco asistió a ninguno de los cuatro debates que lo habrían enfrentado a Haddad en televisión durante la campaña para la segunda vuelta, postura criticada por Haddad, sobre todo después de que los médicos dieran de alta a Bolsonaro y permiso para acudir a televisión.
A sus 63 años, diputado desde hace casi tres décadas, ha sido elegido presidente en representación del Partido Social Liberal (PSL), una formación muy poco relevante hasta hace poco. Sin embargo, con ella logró el pasado 7 de octubre 52 de los 513 escaños en la Cámara de Diputados.