Actualidad

Los futuros duques de Alba y la Reina Sofía rinden homenaje a la primera it girl royal, Eugenia de Montijo


    Sara Olivo

    Ha sido muy comentado que Sofía Palazuelo no eligiera la tiara que Napoleón III regaló a Eugenia de Montijo, emperatriz de los franceses, para su boda, sino un sencillísimo tocado. Tanto la novia como su marido, el duque de Huéscar, han querido sin embargo rendir un homenaje a una de las mujeres más fascinantes de la historia, emparentada con la Casa de Alba.

    Y lo han hecho al posar junto a la Reina Sofía delante del cuadro que obra en poder de la familia desde la muerte de María Eugenia Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, fallecida el 11 de julio de 1920 a los 94 años en el Palacio de Liria. Winterhalter es también el pintor que inmortalizó a Isabel de Austria, más conocida como Sissi Emperatriz, con el inolvidable peinado adornado con miles de estrellas.

    Eugenia y ella fueron grandes amigas. En el cuadro de este pintor, cuyos retratos eran como las portadas del Hola de la época, se aprecia la delicada belleza de la mujer que marcó tendencia en toda Europa. Fue la primera it girl royal. Ni siquiera Carolina de Mónaco o su hija han logrado superarla. Hasta sus defectos, como los hombros algo caídos, se convirtieron en virtud a los ojos de sus seguidoras, que imitaban la forma de sus escotes y empolvaban sus brazos intentando emular su maravillosa blancura. Worth, su modista preferido, adquirió fama mundial. Su aroma favorito, L'Eau Impériale de Guerlain, aún se sigue comercializando.

    Eugenia conquistó Francia en todos los aspectos. Nació en Granada en medio de un terremoto, y su vida, narrada por Pilar Eyre en una deliciosa biografía publicada por La Esfera de los Libros, de la cual se llegaron a vender más de 65.0000 ejemplares, estuvo marcada por la tragedia.

    Fue madrina de la Reina Victoria Eugenia, y ésta a su vez, de Eugenia Martínez de Irujo. En ella se la describe como soberbia, ambiciosa, falta de escrúpulos, lista, ingeniosa y dotada de un atractivo sexual irresistible. Sin embargo, su marido, Napoleón III, le fue infiel desde la noche de bodas. Descendiente de Guzmán el Bueno, fundador de la Casa de Medina Sidonia, también ella, como su antepasado, vivió el duro trance de perder a un hijo. Napoleón Eugenio falleció en Sudáfrica mientras combatía en la guerra contra los zulúes. Estaba, por cierto, muy enamorado de la Infanta María del Pilar, hija de Isabel II, tatarabuela de Juan Carlos. Ella solo le sobrevivió dos meses.

    La familia Alba siempre ha estado muy vinculada a la Corona española, que le debe mucho. El Gran Duque de Alba se arruinó varias veces para ayudar a Carlos V y Felipe II, Austrias, pero antepasados de nuestros reyes. Era de esperar que un importante representante de la Casa Real acudiera a la boda del heredero del ducado. Ha sido la Reina Sofía, quien quiso siempre mucho a Cayetana de Alba, la encargada de representar a los Borbones españoles. Esta foto es un homenaje los vínculos históricos entre los Alba y las monarquías europeas. 

    Eugenia de Montijo, la mujer que marcó un antes y un después en la historia de la moda, se sentiría muy honrada al ver al descendiente de su hermana Paca posando delante de su cuadro con Sofía Palazuelo, considerada como una de las jóvenes más elegantes de España.

    María Francisca de Portocarrero, la hermana de la emperatriz Eugenia de Montijo, fue duquesa consorte de Alba de Tormes. Estuvo casada con Jacobo Fitz James Stuart y Ventimiglia, XV duque de Alba. La emperatriz Eugenia era tía tatarabuela del actual duque de Alba. Por las venas del joven duque corre la sangre de una mujer que dictó las reglas de la moda durante décadas, una mujer apasionada y ardiente, como se la describe en el libro de Pilar Eyre, capaz de ponerse el mundo por montera, como muchas otras mujeres relacionadas con la Casa de Alba.