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Muere Mark Salling, actor de la serie Glee, tras ser registrado como agresor sexual infantil
Informalia
El intérprete estadounidense, que encarnó a Noah Puckerman en la serie musical Glee, ha sido encontrado muerto este martes a los 35 años cerca del lecho de un río en Sunland, en las inmediaciones de su casa de Los Ángeles. Por el momento, no se han confirmado las causas de su fallecimiento pero todo apunta a que se trata de un suicidio. El actor estaba a la espera de conocer la sentencia tras haberse declarado culpable de consumir pornografía infantil.
"Puedo confirmar que Mark Salling ha fallecido temprano esta mañana. Era una persona amable y cariñosa, una persona de gran creatividad, que estaba haciendo todo lo posible para compensar algunos errores graves y de juicio", ha afirmado su abogado, Michael Proctor a la revista People. Cabe recordar que Salling estaba a la espera de conocer en los próximos meses su sentencia tras declarase culpable de descarga y tenencia pornográfica infantil.
Ante este trágico suceso, el letrado ha pedido respeto y cautela a la hora de abordar su fallecimiento: "Le sobreviven su madre, su padre y su hermano. La familia Salling aprecia el apoyo que han estado recibiendo y pide que se respete su privacidad".
Lo cierto es que, de confirmarse que es un suicidio, no sería la primera vez que el actor habría querido quitarse la vida. Este verano, Stalling se cortó las venas en su domicilio, aunque se arrepintió y acabó acudiendo a un hospital cercano para que pararan la hemorragia. No obstante, fue sometido a una evaluación psiquiátrica y pasó una temporada en una clínica de rehabilitación.
Desde que ocupó los titulares por la posesión de pornografía infantil, el actor desapareció de la vida pública. Todo comenzó en diciembre de 2015 cuando la policía encontró en su domicilio unas 50.000 fotografías eróticas de niños y cerca de 600 vídeos que él mismo reconoció que había descargado de Internet para su consumo.
El actor llegó a un acuerdo con la fiscalía, por el que se declaró culpable de posesión de pornografía infantil a cambio de que su sentencia se viese reducida entre los 4 y 7 años de presión. Ademas, se le prohibió mantener cualquier comunicación verbal o electrónica con menores de 18 años y se tuvo que registrar oficialmente como agresor sexual, pagar una indemnización y respetar ciertas limitaciones de dónde podía vivir, así como debía mantener una distancia mínima de 30 metros de colegios y parques infantiles.