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Así es la increíble isla que la familia Swarovski alquila por 25.000 euros a la semana


    Informalia

    Hace más de 30 años, Gernot Langes- Swarovski, nieto del fundador de la prestigiosa firma, adquirió la isla de Santa Cristina (Italia), un territorio abandonado que quiso reactivar. Para ello, plantó cientos de árboles y reconstruyó las ruinas de un viejo convento, convirtiéndolo en la villa Ammiana. Así, con la isla acondicionada, han querido sacarle beneficio alquilándola y ofreciendo todo tipo de lujos a sus afortunados huéspedes.

    René Deutsch, hijastro de Langes-Sawarovski, y su esposa Sandra han sido los encargados de promover la idea de convertir la isla en un lugar de retiro. Y es que acceder al mismo no es sencillo: para llegar a las treinta hectáreas que componen Santa Cristina hay que atravesar la laguna en una lancha sin quilla, debido a su poca profundidad, esquivando rocas e islotes. Un paraíso veneciano para todos aquellos amantes de la paz y tranquilidad que pueden disfrutar solo aquellos capaces de pagar 25.000 euros a la semana.

    Fue tras un viaje a Australia cuando René, que trabajaba en empresas financieras, descubrió el yoga y la meditación, por lo que decidió construir un lugar para todos aquellos que quieran unos días de tranquilidad, evadidos del bullicio de las grandes ciudades. Según ha contado a ABC, la estancia mínima es de tres días y durante el tiempo que permanezca el huésped, se privatiza toda la isla. El proyecto ha alcanzado el éxito y cuelga siempre el cartel de completo.

    A la mansión se accede a través de una amplia terraza completamente amueblada que lleva hasta la luminosa sala de estar. Además, cuenta con una cocida totalmente equipada con electrodomésticos de última generación, un salón comedor y nueve habitaciones decoradas con un gran encanto, y con baño propio cada una. A todo esto se le añaden los impresionantes jardines que permiten contactar con la naturaleza y disfrutar del sol. También cuenta con una espectacular terraza tradicional en la azotea desde la que se puede observar las increíbles vistas que la laguna veneciana ofrece.

    Entre algunas peculiaridades de esta 'eco-isla', destaca la capacidad de autoabastecimiento, ya que es autónoma enérgicamente y cuenta con su propia agua que se extrae de los pozos que tiene, y con un huerto que suministra productos frescos a los inquilinos. Además, gracias a los viñedos que se extienden por todo el territorio, también tiene su propio vino.

    Además, está protegida frente a las posible subida del nivel de mar. "Hubo que construir una especie de barrera de rocas para que la isla, la mayor de la laguna veneciana, no corriera el peligro de quedar sumergida bajo las aguas", explicaba Deutsch sobre esta peculiar joya terrenal de la familia Swarovski.