Begoña Gómez: la mujer de Pedro Sánchez es 'The Good Wife'
- El papel de la mujer de Pedro Sánchez en la campaña
Informalia
Cuando las obligaciones se lo permiten, Begoña acude a un gimnasio cerca de su casa de Pozuelo. Allí hace Aerobic y Pilates para mantener la silueta que lució este lunes de debate histórico ante las cámaras. A los 42 años, enfundada en un Ted Baker oscuro, de falda larga de tubo, con tonos verdes, y flores rosas y blancas, no pasó desapercibida. Su sonrisa y su melena rubia llamaron la atención porque Pedro Sánchez fue el único de los cuatro candidatos al que acompañó su pareja. Como en la serie de televisión que acaba de terminar, y salvando las distancias, Begoña Gómez, The Good Wife, está dispuesta a lo que haga falta para que su marido parezca más humano y gane al menos la batalla de la imagen. Se lo han pedido, y ella quiere hacerlo.
El debate 'histórico' fue durante más de una hora el 'debate coñazo', tal y como posiblemente hubiera dicho el mismísimo Rajoy de haberlo visto desde fuera. Solo la corrupción despertó del letargo a la audiencia de La 1, Antena3, la Sexta y Telecinco. Entre estos cuatro hombres sin piedad con el espectador y los bostezos, vimos antes y después del debate una mujer, aparte de Ana Blanco: la esposa de Pedro Sánchez. Begoña Gómez es un valor en la campaña del líder socialista: no solo le acompaña por sistema en estos momentos cumbre, y presentaciones sociales sino que se deja ver generosamente, sin excesos, para que las cámaras recojan su notable presencia.
El candidato socialista a la presidencia del Gobierno, apodado en su día Mister PSOE, llegó al Palacio Municipal de Congresos con una rubia que luce espléndida a sus 42 años: una mamá alta, no muy por debajo del metro noventa de su chico, con una figura envidiable y enfundada en un Ted Baker de algo más de 200 euros, unas 170 libras en el catálogo (aunque lo hemos visto rebajado en tiendas on line británicas a 85 libras).
Hay que reconocer que la experta en márketing cuidó su imagen este lunes para estar a la altura de la ocasión (sus tacones de varios centímetros da fe) y que fue una auténtica Michelle Obama, aunque la bilbaína no está en retirada de la Casa Blanca sino tratando de aterrizar en Moncloa. El vestido estampado en tonos negros, floreado, en verdes, con rosas y blancos, el escote apropiado, el pelo rubio: Begoña jugó y ganó. Su sonrisa siempre abierta y de la mano de su marido siempre que pudo, incluso con gestos muy cariñosos. El PSOE ha decidido que a Pedro Sánchez le conviene a su lado esa mujer, su mujer, más que joven, moderna; más que osada, valiente, más profesional que apasionada. Correcta pero no aburrida.
Sánchez fue el único de los cuatro contendientes (Beatriz Tajuelo besó a Albert Rivera cuando regresó a la sede del partido) que estuvo con su pareja y además dejó que las cámaras oficiales le vieran posando con Begoña. Ésta es la segunda vez en pocos meses que esta bilbaína criada en León es candidata a inquilina de La Moncloa. En las anteriores elecciones ya reconoció que la mudanza supondría un gran cambio ella, y ya ha manifestado que si pudiera elegir, preferiría quedarse en su piso de Pozuelo (Madrid). "¿Hay opción de no ir? ¿Tú puedes pedir no ir?", le preguntaba a su marido medio en broma en un programa de televisión.
Ella misma ha reconocido que tiene carácter, tal y como demostró ya en la anterior campaña electoral donde, a diferencia de la señora de Rajoy, Elvira Fernández, apoyó a su marido como este lunes. A Begoña Gómez y a Pedro Sánchez les casó Trinidad Jiménez hace diez años en el Ayuntamiento de Madrid. Años antes había conocido a Pedro (que era un ligón) en una fiesta por unos amigos en común. Los Sánchez han sido calificados como los Obama españoles pero la pareja será recordada por muchos por aquel beso: cuando Begoña y su marido juntaron sus labios, cual Iker y Sara en el Mundia de Sudáfrical, frente a una bandera española gigante el día que el socialista fue designado candidato por el PSOE a las elecciones.
"Yo estoy preparada", decía Begoña no hace tanto a Ana Rosa Quintana cuando le preguntaba por su posible futuro en Moncloa. La responsable última de esta decisión de convertir en una verdadera The Good Wife (la buena esposa) a Begoña Gómez corresponde seguramente a Verónica Fumanal, responsable de campaña de Pedro Sánchez.
Detrás de esta desafiante aparición de Begoña Gómez (diciendo aquí estoy yo, junto a mi marido, porque yo lo valgo) está la experta en humanizar políticos, en hacer que no pasen desapercibidos esos detalles que van por caminos paralelos a los programas o las propuestas, pero tan importantes a la hora de ganar o perder votos: la imagen. A Fumanal se le atribuye al menos parte del éxito de Albert Rivera, uno de los políticos mejor valorados. También trabajó para el líder del PSOE en Barcelona, Jaume Collboni, ex marido de Oscar Cornejo, productor de Salvamé.
Fumanal, fundadora de la consultora Politikom, debe entenderse más que bien con Begoña porque es también experta en márketing. Tal vez fue Fumanal quien sugirió a a la mujer del 'jefe' la broma que hizo tras el anterior debate de su marido, con Pablo Iglesias, Albert Rivera y Soraya Saénz de Santamaría. Tras la retransmisión, mientras Íñigo Errejón daba su opinión a cámara, ella hacía por detrás un gesto de victoria. Aquel plano se hizo viral. ¿Alguien se imagina a Viri, la mujer de Rajoy, en una actitud similar?