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"El Rey lo dio todo en la Almudaina y se divirtió mucho", dice un invitado
- Estuvo hasta las dos de la mañana
Informalia
5 de agosto. Acaba la 'parte seria' de la recepción en la Almudaina. A los cámaras de los fotógrafos se les acaban las baterías, el exquisito catering servido por el restaurador mallorquín Andreu Ginestra, distinguido con una estrella Michelin, empieza a surtir su efecto. La noche mallorquina es calurosa. No corre el aire en el Patio de Honor, en donde circulan bandejas con cava y gin tonics. El traje clásico azul marino abriga más de lo deseado y la corbata roja aprieta el cuello de Felipe de Borbón, que considera que merece divertirse un poco. Y tiene reales ganas de hacerlo.
La parte oficial de la recepción en el Palacio de la Almudaina del pasado miércoles la conocemos: llegaron el Rey, Letizia y doña Sofía, posaron, saludaron a autoridades e invitados, recibieron piropos del público que les esperaba tras las vallas frente a la catedral, y también gritos contra la monarquía de una veintena de republicanos. ¡Viva la libertad!
Felipe VI y Letizia sonrieron y ejercieron impecablemente con su labor de anfitriones. Una vez resueltas las obligaciones institucionales, comenzó la verdadera fiesta: se apagaron los flashes de los fotógrafos, que se retiraron a descansar.
Un conocido relaciones públicas, presente en el evento, contó ayer durante la Cena de Armadores cómo había sido la 'cara oculta' de la recepción cuando empezó la verdadera diversión. La fuente, citada en una información recogida por la revista Vanity Fair, asegura que Letizia estuvo más contenida, sin duda porque su estado de ánimo aún se resiente por el fallecimiento de su abuelo materno. Pero el Rey parece, por lo que se cuenta, que tenía ganas de pasarlo bien. Tanto es así que su Majestad alargó la noche hasta casi las dos de la madrugada. "El Rey lo dio todo y se divirtió mucho", declaraba el informante. Eso sí, la revista advierte que el 'espía' indiscreto llevaba encima unas cuantas copas de champagne, un gin tonic y una docena de ostras. Posiblemente, él también debió divertirse mucho.