Oscar Cornejo vende las bragas usadas de Belén, su mejor empleada (lo estás haciendo muy bien)
Martín Alegre
La caída de Belén Esteban fue la escenificación de la caída de Telecinco, que ha perdido el mes de abril en favor de Antena 3, a pesar del belenazo, de la Copa del Rey de fútbol y de haber estrenado Supervivientes, que supone una inyección de audiencia para la cadena de Paolo Vasile.
La ex de Jesulín de Ubrique se ganó con su accidente el sueldo, más que nunca, a sus 48 años, y después de un cuarto de siglo arrastrándose por platós y revistas del corazón. El punto de inflexión que marca la recuperación de Telecinco tras tocar suelo lo marcó Belén Esteban.
Su jefe, Óscar Cornejo, es el nuevo responsable del programa. El profesor Cornejo, que estudió Derecho y Periodismo, y da clases de contenidos televisivos y creatividad, no pudo resistirse aquel lunes a la tentación del que ha sido cámara y reportero antes que millonario, genio del medio y creador de formatos: exhibir a Belén Esteban, con la pierna destrozada tras el desastre, y las bragas a la vista de todos.
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Si tenemos en cuenta la audiencia de este belenazo (éste sí que ha sido belenazo), Oscar Cornejo acertó retratando con todo tipo de planos y una inmejorable realización apuntando a su empleada mientras se retorcía de dolor, un caramelo demasiado dulce como para no metérselo entero en la boca.
Las destituciones en Sálvame llegaron tras la pérdida de audiencias y coincidieron con la salida a la luz del escándalo de la Operación Sálvame, el supuesto espionaje a famosos del que informamos en primicia y que ha salpicado a personas que trabajan o han trabajado para La Fábrica de la tele. (Por cierto, no vemos a Gustavo González hace tiempo por el plató). La situación era complicada y Óscar Cornejo dio un paso al frente, se remangó y lo está haciendo bien porque está siendo eficaz. Ahora, ha marcado el camino y delega de nuevo en Alberto Díaz y David Valldeperas, que retoman los mandos pero serán vigilados muy de cerca por Cornejo.
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Hay quien ha criticado que se utilizara a Belén Esteban enseñando las bragas, cuando acababa de romperse en pleno directo la tibia y el peroné, casi cinco minutos que son historia de la televisión, a estas alturas, cuando ya nada sorprende. ¿Quién o quiénes de los que censuran haber usado la cara de sufrimiento de Belén y sus bragas se hubieran resistido a esos planos?
Probablemente, un accionista de Mediaset, de esos que coinciden en las juntas con Antonio David, se alegre de que la audiencia se recupere como sea. Aunque no lo reconozca. Y los espectadores aumentaron, luego hubo más gente pinchando Telecinco, digan lo que digan, gracias al accidente, disfrutando del entretenimiento que supone ver el dolor, la entrepierna y la ropa interior de Belén.
No se la cubrió con una chaqueta mientras estaba tendida en el suelo, y llevaba una falda animal print corta. Hablarles de atentado contra la dignidad de una persona muerta de dolor a los productores de La Fábrica de la Tele, creadores de formatos como Aquí hay tomate, Sálvame y demás grandes éxitos de Paolo Vasile, es como pedirles a los políticos que digan siempre la verdad: queda muy bien pero es imposible.
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La misión de Oscar Cornejo, la que le han encomendado y la que hace que se gane su descomunal sueldo, es levantar un programa en caída libre, que no se puede quitar de la parrilla porque no hay otra cosa y porque vertebra casi toda la programación de Telecinco, junto al reality de turno.
No lo tenía fácil Cornejo, porque lo cogió ya muy mal, y porque Antena 3 desmontó la tarde, el access prime-time, y la noche de la principal cadena de Mediaset desde que les funcionaron las telenovelas, se quedó con Pasapalabra, con un Vicente Vallés intratable, un Hormiguero consolidado y programas eficaces (aunque caros) como El Desafío.
Cornejo carecerá de escrúpulos, dirá más de uno, pero tiene oficio, inteligencia, equipo, intuición y creatividad. El problema puede ser que es un kamikaze que lanza sus aviones a estrellarse contra cualquier tema, que bordea las líneas rojas y a veces las traspasa. Tal vez por eso ha devuelto los mandos a sus subordinados Valldeperas y Cía.
En aquel divertidísimo y atrevido Pecado Original Cornejo provocó más de una llamada de Moncloa, y en Aquí hay tomate ya dio muestras de sus genialidades pero también de sus locuras, algunas de las cuales salían adelante a pesar de cierto grado de sensatez impuesto por sus jefes o por su compañero y socio, Adrián Madrid.
La caída de Belén Esteban es un tanto para el nuevo Sálvame. La carta póstuma de Mila Ximénez, también. ¿Que tuvieron que pedir disculpas a Alba Santana por usarla? ¡Magnífico! Las disculpas son también alimento para el programa.
La vuelta de Pipi Estrada, un killer necesario en ausencia de Kiko Matamoros, también es un acierto. Los datos están ahí. Y Sálvame gana terreno, igual que el último Deluxe en el que Pipi contaba, por ejemplo, su noche de sexo en un 600 con Lydia Lozano, que acabó sangrando ("Dice la verdad", apostillaba la señora del polígrafo). Tanto Oscar Cornejo como Paolo Vasile no tienen dignidad, no les pagan para tenerla, y eso les hace eficaces. Están recuperando a los supuestos enemigos de la cadena, como Pipi Estrada o la mitad de la familia de Antonio David, como Olga Moreno; pero para ellos son muñecos que entretienen y a los que pueden pagar. Y funcionan. "Dice la verdad", remataría Conchita la poligrafista si sometiera este post a su máquina de la verdad.
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Óscar Cornejo estuvo casado hasta hace seis años con Jaume Collboni, el socialista que hoy ocupa es número dos de Ada Colau en el ayuntamiento de Barcelona. En aquella aquella boda, celebrada en 2011 por todo lo alto en el Hotel W de Barcelona, acudieron desde Belén Esteban o Paolo Vasile y la plana mayor de frikis de sus programas a José Montilla, sucesor de Pasqual Maragall y antecesor de Artur Mas en la presidencia de la Generalitat. Se habían conocido en 2008, en la fiesta de Nochevieja de unos amigos en común. En el año 2019, Óscar fue padre soltero de un niño llamado Lucas, que estudiará si quiere su progenitor en los mejores colegios y universidades del planeta.