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Se estrena la película póstuma de Roy Scheider, 'Beautiful Blue Eyes', 14 años después de su muerte
Cecilia García
Roy Scheider falleció en 2008, a los 75 años, a causa de un mieloma múltiple, algo que nunca ratificó la familia. Con él se iba el mayor 'cazatiburones' de la historia y un actor sólido y carismático, aunque esas percepciones llegaron demasiado tarde. Ahora, tras 14 años de su muerte se estrena, el 10 de junio y a nivel mundial, Beautiful Blue Eyes.
No llegó al status de estrella, el físico no le acompañaba, pero era uno de los actores más solventes de Hollywood. Cualquier director con sentido común le quería en sus películas. El último fue Joshua Newton. La empresa de distribución MovieFarm ha resucitado al actor al comprar los derechos de la última película que grabó: Beautiful Blue Eyes, cuyo rodaje se suspendió a causa de su muerte. Ahora se ha terminado el montaje final gracias a la tecnología CG. En el reparto también están Helmut Berger (El Padrino: Parte III), Scott Cohen (La maravillosa señora Maisel) y Sarah Bolger (Las crónicas de Spiderwick).
Roy Scheider es el torturado protagonista de este thriller. Se desarrolla en dos tiempos físicos y temporales: en la Alemania actual con flashbacks de Polonia cuando fue ocupada por los nazis. El protagonista es un policía retirado de Nueva York que visita a su hijo en Nuremberg. Insiste en que el vecino es el comandante de las SS que asesinó a su familia. Ahora quiere secuestrarlo.
A pesar de su muerte, Scheider permanece en la mente del espectador por la credibilidad que transmitía a sus personajes y su versatilidad. Tampoco se olvida el aura de tipo duro con trastienda (es decir, la dureza de sus expresiones era la mayoría de las veces un caparazón para ocultar su sensibilidad e inseguridades). Aunque Hollywood no fue tan justo con él como merecía, le dio cancha para demostrar su talento y su economía gestual, ya que era capaz de transmitir lo máximo con las mínimas expresiones.
Steven Spielberg le dio uno de los papeles de su vida en Tiburón (1975). En la cinta, Scheider encarnaba a un sheriff de una ciudad turística de Long Island. Su plácida existencia se trastoca cuando llega un tiburón a la costa. Se alía con un marinero experimentado y un biólogo para exterminarlo. La cinta logró tres Oscar. Sin embargo, ninguno fue para él.
Bob Fosse le dio otro de los papeles de su vida en Empieza el espectáculo (1979), una suerte de biografía de ficción del propio Fosse. Roy Scheider interpreta al importante coreógrafo de Broadway y Hollywood, Joe Gideon. Tiene una vida de excesos: alcohol, amantes y es un estajanovista del trabajo hasta que le da un ataque al corazón. Los médicos le piden que cambie de actitud, pero sigue llevando la misma vida. El actor recibió una nominación al Oscar a Mejor Actor por este papel.
La primera fue por El imperio de la droga (1971). Dirigida por William Friedkin, fue candidato al Oscar al Mejor Actor de Reparto. Es el retrato crudo y realista de dos policías que intentan incautar un cargamento de heroína procedente de Francia. Según Friedkin el significado de arrojar el sombrero de paja en la ventana trasera de un coche era una señal a los neoyorkinos. Significaba que había dos policías sin identificar en el automóvil.
El ramillete de películas de Roy Scheider es para tenerlo muy en cuenta: Marathon Man (1976), Klute (1971), Bajo sospecha (1982), La casa Rusia (1990)... En todas ellas mostró la mejor de sus virtudes: era un actor que nunca se imponía a los personajes, se mimetizaban con ellos. Sedujo al espectador discretamente por su falta de ego y profesionalidad.