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Desgracias en los platós: el remake de 'El cuervo' resucita la trágica muerte de Brandon Lee en el set
Cecilia García
Tras varias intentos que se quedaron en agua de borrajas, ya se ha anunciado el rodaje de El Cuervo (1994). La película tiene una estela maldita ya que Brandon Lee falleció en el rodaje. No fue el único caso. Su padre, Bruce Lee, también tuvo un final en el que no faltan las teorías conspiratorias. Más claras están las muertes de Tyrone Power y Vic Morrow, por citar solo a algunos.
A Lee le sucede en El Cuervo, según informa The Hollywood Reporter, el actor Bill Skarsgard, el protagonista de It.
No obstante, siempre estará presente Brandon Lee, cuya muerte en el set, a causa de un disparo, convirtió a la cinta en una película de culto, aparte de darle una campaña de publicidad extra que no buscaban. La carrera de Brandon era un joven actor con trazas de estrella. En una escena de acción, en la que se utilizaban pistolas de fogueo, un descuido provocó que le disparasen con una bala de una Magnum 44.
Rápidamente acudieron los médicos que intentaron salvarle la vida. Paramount se retiró del proyecto y, después de que su familia permitiera la continuación del rodaje, se hizo cargo de la cinta Miramax.
Para que su ausencia no se notase, se utilizaron efectos efectos especiales para las escenas que habían sido rodadas por el actor. También dobles en algunas secuencias. Como sucede en este tipo de fallecimientos, empezaron las conspiraciones. Una de las más famosas fue la de un encargo de la mafia china. El director, Alex Proyas, quemó las escenas en las que se filmó el disparo. Proyas ya mostrado su descontento por el remake.
Bruce Lee
El padre de Brandon ya tenía una carrera sólida gracias a sus películas de artes marciales, que se convirtieron en fenómenos de la contracultura estadounidense e influyeron en el cine posterior. Lee falleció después de rodar Operación dragón (1993). En ese momento estaba preparándose para la cinta El juego de la muerte. La versión oficial que se dio es que un derrame cerebral le produjo el fallecimiento. Sin embargo, sus fans han ideado varias teorías, a cual más oscura: se ha culpado a la mafia china, a la italiana, al consumo de drogas, a maestros de kung-fu, que no soportaban su éxito, e incluso a una maldición familiar. Lo que parecía seguro es que consumía mucho cannabis. Su despedida por las calles de Hong Kong fue multitudinaria.
Tyrone Power
Después de Testigo de Cargo (1957), llegó a Madrid en loor de multitudes para rodar Salomón y la reina de Saba (1959), junto a Gina Lollobrigida. Lo que nadie imaginaba es que iba a ser su última película. A pesar de los costes por ser una superproducción, el rodaje mantenía el calendario previsto hasta el 15 de noviembre de 1958. Power ya había rodado más de las tres cuartas partes en la que aparecía. Ese día se encontró indispuesto en el rodaje. Al iniciar el rodaje de una escena con George Sanders se fue a su camerino. Estaba sufriendo un infarto en presencia de Lollobrigida, que le llevó al hospital más cercano, donde ingresó ya cadáver. Todavía llevaba el atuendo del personaje. El director, King Vidor, tenía un problema para sucederle y se contrató a Yul Brynner para empezar el rodaje desde el principio.
Vic Morrow
El director, John Landis, se pasó de la raya. En Los límites de la realidad quería lo imposible: filmar una escena de acción de alto riesgo. El argumento tiene varios espacios temporales. El personaje de Morrow es un consumado racista y toma la apariencia de un vietnamita que casi es asesinado por una bomba del ejército americano. Después tenía que huir entre explosiones mientras sujetaba en sus brazos a dos niños vietnamitas que trabajaban ilegalmente. Las fuertes rachas de viento provocaron que un helicóptero perdiese su estabilidad cuando se encontraba encima de los protagonistas. El resultado fue dantesco: el helicóptero se precipitó al suelo y sus hélices decapitaron a Morrow y a uno de los niños. Otro murió aplastado. Los productores y Landis fueron absueltos de los delitos de negligencia y tráfico infantil ilegal.
Roy Kinnear
Falleció de un infarto a causa de una caída, dos días antes, cuando rodaba en Toledo unas escenas de la película de Richard Lester, El regreso de los mosqueteros.
Oliver Reed
El excepcional talento de este actor británico era directamente proporcional a su afición por la bebida. Eso tuvo sus consecuencias ya que su filmografía es muy irregular. Ridley Scott le ofreció un papel de lucimiento en Gladiator (2000). Le quedaban dos días de rodaje cuando se metió entre pecho y espalda tres botellas de ron jamaicano. Luego se bebió ocho cervezas y whisky. Tanto trasiego con el alcohol le provocó un infarto fulminante.
Martha Mansfield
Su muerte fue una conjunción de trágicas casualidades. Estrella del cine mudo, estaba rodando The Warren of Virginia cuando Martha se convirtió en una bola de fuego. En un descanso, vestida aún con su traje de época, estaba fumando y una colilla prendió el traje que llevaba. En el reino del cotilleo, algunas personas sugirieron que el vestido estaba rociado de pólvora.