Ainhoa Arteta regresa tras burlar a la muerte: "No me importa perder los pies o los dedos"
Informalia
La soprano vasca vuelve a subirse al escenario tras dos años muy complicados en los que, tras superar el Covid, un cólico nefrítico la llevó al borde de la muerte. "Se complicó, tuve un fallo multiorgánico, me inducen al coma y sufrí una septicemia. Yo tengo una resistencia a la penicilina y me moría, literalmente", ha dicho Ainhoa Arteta (57).
Calmada y sonriente, Arteta ha hecho gala de su gran sentido del humor: "No he querido ponerme prótesis porque me da una pereza horrible, son muchas operaciones. Además soy muy gesticulera y pensé que se me iba a escapar el dedo en mitad de un concierto y dije: 'Vamos a estar buscando el dedo en el escote de la señora de la tercera fila".
Ainhoa pasó meses en el hospital: "Cuando el móvil no te reconoce la cara es que estás muy mal. Además, me había quedado sin dedos y no podía manejarlo", ha relatado. "Yo no vi luz ni túnel estando en coma, pero sí tuve un viaje. Estaba en un espacio azul oscuro intenso y con estrellas, y yo estaba suspendida y había un silencio total. Vi pasar algo rojo por debajo, muy ruidosa, y pensé que era el infierno".
Pero los problemas no acabaron ahí. Meses después, dio la cara una lesión en las cuerdas vocales debido a la intubación: "Me quedé sin voz, porque se había creado un quiste como un garbanzo. Aquí me asusté mucho, la posibilidad de quedarme sin voz fue lo peor, porque me encanta cantar, cantar me sana. No me importaba quedarme sin pies, manos o dedos".
Afortunadamente, Ainhoa ha podido reponerse por completo y regresa a los escenarios, concretamente al Teatro de la Zarzuela, el próximo 27 de febrero: "Me ha cambiado el chip muchísimo, cuando te enteras de que has estado a punto de morir ves la vida de otra manera, hay que luchar, hay que vivir, hay que animarse, todo tiene solución".
Atrás queda no solo la pesadilla de sus problemas de salud sino también su polémico divorcio con su cuarto marido, Matías Urrea, con el que llevaba dos años casada. Ainhoa lo solicitó estando ingresada y salieron a la luz informaciones que no la dejaban en muy buen lugar. Ella optó por guardar silencio y centrarse en su recuperación en Bilbao, su tierra, junto a sus dos hijos, Sarah e Iker, fruto de relaciones anteriores.