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Mohamed VI y sus tres mosqueteros: el escándalo de los amigos luchadores del estrafalario rey marroquí


    Chusa Montalbán

    "Que Dios bendiga la vida de mi amo, feliz cumpleaños, mi querido señor, que Dios lo proteja", decía en su cuenta de Instagram Omar Azaitar junto a una imagen del monarca alauita el pasado 22 de agosto, con motivo del 58 cumpleaños de su gran amigo el rey Mohamed VI de Marruecos.

    En Informalia ya dimos cuenta de estos personajes. Pero es posible que en España mucha gente se pregunte quién es el firmante de tan cariñosa felicitación pero en Marruecos su amistad con el monarca y los privilegios de los Azaitar son un escándalo a pesar de que la libertad de expresión de nuestros vecinos del norte de África no es comparable a la que disfrutamos el otro lado del estrecho de Gibraltar.

    Sin embargo, la situación se ha desbordado hasta el punto de que el ruido ha trascendido de asunto nacional y varios medios europeos se hacen eco del estrépito, especialmente después de que uno de estos estrafalarios luchadores lograr volar a Marruecos pese al cierre de fronteras, cerradas para el resto de los súbditos, residentes y turistas, por la pandemia de coronavirus.

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    Abu Bakr Azaitar y sus hermanos nacieron en Colonia, tienen nacionalidad alemana, aunque sus padres son originarios de Alhucemas. Abu rico, empresario y luchador de artes marciales mixtas, de 34 años, conocido en su entorno profesional como Gladiator. Su hermano Ottman es también luchador y cuatro años menor, y Omar es el entrenador de ambos, y gemelo de Abu Bakr.

    La comentadísima cercanía entre Mohamed VI y los Azaitar (también amigos de Cristiano Ronaldo) salió a la luz cuando, en la primavera de 2018, el rey los recibió en su palacio de Rabat y la agencia oficial MAP difundió una imagen donde el monarca y los tres hermanos sostenían un trofeo en forma de cinturón de lucha. 

    El País recoge este domingo en un artículo firmado por su corresponsal en Rabat diversas informaciones publicadas por la prensa local donde se cuentan los privilegios de que gozan tres hermanos alemanes, íntimos del rey Mohamed VI. Abu Bakr, el que presume de ser como un hermano para el rey de Marruecos, cuenta con un historial delictivo que incluye estafa informática, conducción sin permiso, atentado contra la integridad física (causante de una incapacidad permanente), tráfico de estupefacientes, robos, falsificaciones y resistencia a la fuerza del orden, según difundió el digital marroquí Hespress.

    Marruecos decretó el pasado 28 de noviembre la cancelación de todos los vuelos con destino a Marruecos por la pandemia. Pero a pesar de que hay miles de ciudadanos bloqueados en el extranjero (hoy sigue siendo imposible acceder al país por los aeropuertos), la medida sanitaria no impidió que Ottman Azaitar volara al reino alauí el 8 de diciembre. Y lo peor: lo hizo en un avión de las Fuerzas Armadas.

    Por si esto fuera poco, Mohamed VI otorgó hace dos meses, en el aniversario de la Marcha Verde, la nacionalidad marroquí al representante de los tres hermanos, Mohamed Ezzat, alemán, y que es conocido como "alias Moee". 

    La prensa marroquí además informó de que los Azaitar son responsables de varias infracciones urbanísticas en un local comercial del barrio de La Marina, en Rabat, o de infringir la inhumación de un familiar en un cementerio de Tánger donde supuestamente están prohibidas desde 2012.

    La cuestión es que la difusión de todos estos escándalos y privilegios, por no hablar de otro tipo de rumores sobre la relación de Mohamed VI y los hermanos, sobresalta a los súbditos del hijo de Hassan II, angustiados por las restricciones, la pobreza y la complicada situación del país, cuyo PIB per cápita es de 3.000 dólares, la novena parte del español. 

    La pregunta es: ¿Cuánto puede resistir el pueblo marroquí sin que veamos un episodio de levantamiento popular o algo peor? Todo el mundo sabe que la delicadísima geopolítica de la zona sostiene al rey de Marruecos porque España, Europa y EEUU necesitan al personaje como bloque de contención de un estado mucho más peligroso que el que ahora rige al sur de Algeciras, a pesar de su déficit democrático. El monarca, a pesar de sus chantajes periódicos y sus órdagos a España, juega un papel importante en la gestión de los flujos migratorios.

    Eso nos obliga a soportar sus impresentables credenciales, porque, con todo, es el menos malo de los aliados de Occidente en el mundo árabe. Pero una chispa puede bastar para que Rabat se vea invadido de protestas.

    Hace 20 años, en las elecciones de 2002, los islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), cobraron fuerza. En mayo de 2003, Casablanca, sufrió un atentado terrorista en lugares relacionados con occidentales y judíos, y se produjo la muerte de 33 personas y más de 100 heridos, en su mayoría marroquíes.

    De acuerdo con la Constitución de Marruecos (2011), el país es una monarquía constitucional, con un parlamento electo, de dos cámaras, pero el rey mantiene amplios poderes ejecutivos, con la posibilidad de disolver el Gobierno y el Parlamento y dirigir las fuerzas militares. Mohamed VI ya no es oficialmente una persona sagrada, es obligatorio mostrarle respeto y una reverencia que bordea la adoración

    La fortuna del monarca es formidable y crece a ritmos agigantados. En 2007 la revista Forbes ya situó a Mohamed VI como el séptimo monarca más rico del mundo, por delante de Alberto de Monaco y de Isabel II.