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Anabel Pantoja, de los nervios por tener que cancelar su boda y perder los 60.000 euros de la exclusiva


    Olivia Simón

    "A ver si te casas", le dijo su tía Isabel Pantoja cuando Anabel contó que su novio Omar Sánchez le había pedido matrimonio. Y es una frase que lleva tatuada la sobrina de la tonadillera en la frente. Ya ha tenido que cancelar el enlace en dos ocasiones y, viendo el panorama que tiene por delante, son muchos los que creen que finalmente no podrá celebrar el próximo 1 de octubre en la isla La Graciosa el 'sí, quiero' que se dio con El Negro el pasado 17 de septiembre en el Ayuntamiento de Pozo Izquierdo.

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    La salud de su abuela es más que preocupante. Doña Ana tiene 90 años y está bastante delicada. Ingresada en un hospital de Cádiz, cercano a Cantora, todos temen por su vida. Está aislada y no puede recibir visitas. Ni siquiera la de su hija Isabel, que está encerrada en su finca sufriendo por no poder coger a su madre de la mano en estos delicados momentos, como ha hecho en los últimos años.

    Agustín y la chica de servicio están allí con ella. Es su hermano el que recibe a diario el parte médico desde el hospital. Nadie más tiene noticias familiares de la abuela. Ni Kiko Rivera, ni Isa P ni siquiera Anabel, que desde que estalló la guerra familiar por la herencia de Paquirri tiene poca o nula relación con su tita. Ni siquiera ahora que está a punto de celebrar el que debería ser el día más importante de su vida.

    De ahí que Anabel esté de los nervios. Hace ya varios meses cerró una exclusiva con Hola por la que cobraría una cifra cercana a los 60.000 euros. Un buen pellizco teniendo en cuenta que no asistirá su tía Isabel. A cambio sí tendrá que posar con sus primos, Kiko, Chabelita y sus respectivas parejas. También sus sobrinos que tendrán un papel importante en la ceremonia. Anabel siente verdadera devoción por ellos.

    Pero, según cuentan a Informalia, "Anabel está nerviosísima, parece que todo se le pone en contra. Todo son problemas y lo último ha sido lo de su abuela, justo ahora. Anabel teme que desgraciadamente pase lo peor y tenga que suspender la fiesta". No obstante nos desvelan que "sus dudas vienen por tener la exclusiva vendida y tener que volver a cancelarla". De lo contrario ni se lo plantearía.

    Anabel mantiene la esperanza de que su abuela se recupere y pueda seguir adelante con sus planes. Ella sigue ultimando los preparativos de última hora: el vestido, que ya está listo a falta de la última prueba, el restaurante donde almorzarán con sus allegados, la casa donde se hospedarán, otra donde celebrará la fiesta, que cuenta con una enorme terraza y da directamente al mar. Ahí es donde había planeado Anabel instalar una gran carpa para proteger a sus invitados de paparazzi porque todos ellos tendrán prohibido hacer fotos. No son demasiados. No más de cincuenta personas, pero algunas muy conocidas, como Belén Esteban y Miguel o Raquel Bollo y su novio, Mariano, que, por supuesto engordan la exclusiva. Además de su primo Kiko, con el que protagonizó una gran bronca televisiva y será la primera vez que se les vea juntos y reconciliados. Lo cierto es que Anabel, que es una chica muy sensible, lo ha pasado fatal con este distanciamiento del DJ, al que siempre ha tenido como un hermano.

    Todos ellos tienen pensado viajar unos días antes a la isla, para conocer el entorno y estar con los novios. Todo si el huracán que estos días martiriza a la isla de la Palma se lo permite. Queda casi una semana para el enlace y nadie sabe precisar si el espacio aéreo será el más adecuado para viajar.

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    El que definitivamente no cogerá un avión es el padre de la novia, Bernardo. Anabel dijo que no podía asistir por problemas de movilidad, pero unas imágenes pactadas con él en la playa demostraron que podría perfectamente estar en el enlace de su hija, al igual que podía haberlo hecho el pasado 17 de septiembre en el Ayuntamiento. Bernardo no tiene una buena relación con su hija, por más que ella quiera ocultarlo, y eso es un hecho. Tanto es así que no sería extraño que, antes o después de la celebración del enlace, se sentara en el Deluxe para contarlo todo. Hace unas semanas mantuvo conversaciones con la dirección del espacio pero finalmente las negociaciones no llegaron a buen puerto. Quizás pensó que su hija ya tenía bastantes problemas como para ser él uno más.