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Silvio Berlusconi prepara su sucesión y su hija Marina tiene más papeletas que nadie
Martín Alegre
Silvio Berlusconi, el magnate y superviviente de la política italiana, que ha regresado al gobierno a sus 84 años, ha vencido al covid y a una neumonía doble, planea su sucesión tanto en política como en el negocio familiar. Marina Berlusconi, la primogénita de Il Cavaliere, que cumple 55 años el 10 de agosto, es la favorita para llevar las riendas del imperio mediático y ser la próxima 'jefa' de Paolo Vasile.
Marina ha heredado de su padre el gusto por celebrar fiestas en la residencia familiar de Villa Certosa, en la isla italiana de Cerdeña. Pero no en todo coincide con el ex primer ministro. Ni ella ni su marido, el ex bailarín Maurizio Vanadia, ni sus dos hijos, Gabriele y Silvio, se han llevado bien con las novias de su padre, lo cual ha generado durante décadas graves desencuentros con su progenitor, que no siempre se ha dejado aconsejar por sus hijos.
Francesca Pascale, la joven napolitana, 50 años menor que el magnate, a la que dejó hace un año, no estuvo en el fiestón que Marina montó en la mansión sarda cuando la 'heredera' celebró su medio siglo de vida. Berlusconi y Francesca Pascale rompieron en julio de 2020, una separación que costó 20 millones de euros al ex primer ministro italiano, que tuvo que indemnizar a su novia, de 36 años, con pensión anual de un millón de euros.
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Las relaciones entre la hija mayor y la parejas de Berlusconi nunca han sido sido perfectas. De hecho, Marina consideraba a Pascale responsable del deterioro físico y de los graves problemas de salud de su padre. Cuando Berlusconi fue operado del corazón hace cinco años, en una clínica milanesa, Marina y el resto de sus hermanos, Pier Silvio, Bárbara, Eleonora y Luigi, se esforzaron en mantener lo más lejos posible a su entonces novia, que tuvo el detalle de dejarse ver ante los periodistas llorando en una ventana del hospital.
Otra treintañera
En enero, el ex primer ministro fue de nuevo ingresado de urgencia en el hospital de Montecarlo por problemas cardíacos. Había retomado su actividad amorosa, esta vez con con la diputada de Forza Italia, Marta Fascina, de 30 años, que estaba "muy preocupada" por la salud de su novio.
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Ya había superado el una infección pulmonar provocada por el Covid-19. En marzo de 2020, la revista Diva e Donna capturó al octogenario saliendo de un hotel de lujo acompañado por Marta Fascina.
"Para Berlusconi una nueva dama rubia. Con Marta Fascina en el resort de lujo en Suiza y la Pascale no está", titularon en su sonada portada. En su interior aseguraron que la diputada vivía con él desde hace meses en la casa que Berlusconi tiene en la residencia de Arcore.
Con esta publicación se confirmó su ruptura con su anterior novia, Francesca Pascale. Tal fue el revuelo que se armó que incluso Berlusconi tuvo que mandar un comunicado a través de su partido: "Es apropiado confirmar que existe una relación de afecto y amistad verdadera y profunda entre el presidente Silvio Berlusconi y la señora Francesca Pascale, pero que no existe una relación sentimental entre ellos", manifestaron.
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El pasado verano habían salido a la luz otras fotos en actitud cariñosa del eurodiputado y la diputada de Forza Italia. En la portada de la revista Chi aparecían agarrados de la mano mientras disfrutan de un sosegado paseo con su perro.
Pero las novias de Silvio no son el único frente de Marina. Con sus otros hermanos no todo ha sido amor fraternal. Por mucho que se empeñen en mantener las formas, la relación entre Marina y su hermana Bárbara (ex directiva del Milan hasta que su padre cedió las acciones) no es precisamente cordial desde el divorcio de Berlusconi y su segunda esposa y las disputas en torno a un futuro reparto de la herencia no ayuda. Pero Marina puede ser la sucesora natural para guiar los negocios de su padre. No solo porque sea la mayor de los dos hijos que tuvo Il Cavaliere con su primera mujer, Carla Dell'Oglio. Haber dirigido la editorial Mondadori y Fininvest, el grupo empresarial propiedad de la familia, o ser consejera del banco Mediobanca la colocan como favorita. La revista Forbes la considera una de las mujeres más influyentes del mundo y en el entorno familiar, y empresarial coinciden en que, de los cinco hermanos, es la más parecida a su padre. También se la considera heredera política de su padre, cuya actividad ha renacido de la mano de Mario Draghi.
El ex presidente del Banco Central Europeo, y primer ministro del gabinete italiano de unidad nacional, incluyó a Berlusconi en la nueva coalición, que regresa al poder con tres ministros de Forza Italia, el más pequeño de los partidos conservadores de Italia, diez años después. Berlusconi está negociando la formación de un bloque de centroderecha: "Es mi objetivo final, en el que he estado pensando desde 1994 y que hoy finalmente se puede lograr", dijo la semana pasada.
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Su regreso favorece al negocio familiar que incluye el grupo español Mediaset, la filial que el magnate mantiene en nuestro país y que dirige con mano de hierro desde hace más de dos décadas su fiel escudero Paolo Vasile. Ahora el ex primer ministro quiere afrontar sus últimos dos grandes retos: las sucesiones en Forza Italia y en su imperio mediático, amenazado por monstruos como Netflix y otros gigantes televisivos. Los ingresos de Mediaset cayeron de 4.300 millones de euros en 2010 a 2.600 millones de euros el año pasado.
Berlusconi, que lleva desde 1994 caminando entre el poder, los medios y los negocios, triunfó con un mantra en medio del caos político que desbordaba Italia a mediados de los 90: "Los políticos son corruptos y te han traicionado, y yo soy el hombre para dirigir el país". Y le funcionó con altibajos hasta que en 2011 Silvio fue expulsado de su cargo a pesar de haber conseguido el 30 por ciento de los votos en las elecciones de 2013. Después, le pasaron por la derecha los nacionalistas de derecha liderados por la Liga de Matteo Salvini y ahora los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni. Berlusconi sueña con unir sus fuerzas con las de la Liga de Matteo Salvini, una fusión de los dos partidos para crear un solo grupo de derechas, una suerte de partido republicano al estilo de Estados Unidos, según dijo el propio Berlusconi el mes pasado.
Berlusconi dirige su partido a través de Skype desde su Villa San Martino, una mansión del siglo XVII, a 20 kilómetros de Milán, un palacio "de sexo y poder", como fue calificado por la prensa en su día, situada en Arcore, en la provincia de Monza y Brianza (Lombardía), escenario de los episodios más oscuros del político y magnate, como las noches del bunga bunga. El cuatro veces primer ministro italiano estableció allí su cuartel general en los noventa. Uno de los delfines de Berlusconi, Antonio Tajani, ex presidente del Parlamento Europeo, confirma que todo lo mueve desde allí. Desde su castillo afrontó por ejemplo la crisis interna que en mayo, le montó el ex miembro de Forza Italia Giovanni Toti, el gobernador de la región de Liguria y un ex editor de noticias de Mediaset, cuando lanzó un partido separatista de centro derecha llamado Coraggio Italia, y provocó una cierta sangría de parlamentarios de Forza Italia.
Sucesión familiar
Pero la verdadera sucesión a la que miran competidores, miles de trabajadores y los mercados en la que tendrá lugar en su imperio mediático. Después de que su padre se contagiara de Covid, la prensa italiana habló de los ya citados enfrentamientos entre Marina y su hermana menor Barbara, hijas del magnate pero de distintas madres.
"La campaña de odio contra mi padre afectó a nuestras empresas", dice Marina Berlusconi, la mayor de los cinco hijos de Berlusconi y actual presidenta del holding familiar Fininvest. El negocio ya está formalmente en manos de sus hijos. Pier Silvio, hermano menor de Marina, es director ejecutivo de Mediaset y también forma parte del consejo de Fininvest, al igual que sus medios hermanos del segundo matrimonio de su padre con la actriz italiana Veronica Lario, Barbara y Luigi. Eleonora Berlusconi, la otra hija de Lario, no ocupa un cargo ejecutivo en las empresas de su padre.
Marina está casada con un ex primer bailarín de La Scala de Milán y tiene papeletas para ser la sucesora. Con fama de negociadora feroz, presume de haber aprendido negocios tras décadas al lado de su padre. "He tenido el privilegio de observarlo de cerca". Por supuesto, Marina niega cualquier conflicto con Bárbara.
Marina Berlusconi dice que la familia sigue profundamente comprometida con la televisión comercial y cree que Mediaset sobrevivirá frente a Amazon, Apple, Disney, Facebook porque su producto es distinto y a las fusiones internacionales, especialmente tras la tregua con el conglomerado francés Vivendi y sus planes de crear un , Mediaset ??paneuropeo con sede en los Países Bajos.