Ágatha Ruiz de la Prada: un problema grave, un nuevo negocio y una mentira de diseño
Martín Alegre
Ágatha Ruiz de la Prada no vende camisetas pero ha encontrado otro producto que vender: ella misma. Y si es necesario mentirá para sacar adelante su nuevo negocio de exclusivas. Ella y Luis Miguel Rodríguez fueron el pasado fin de semana algunos de los invitados a la boda del hijo de una amiga de la ex de Pedro J. Ramírez, la ginecóloga Isabel Alonso, una doctora que atiende a muchas mujeres importantes de Madrid y que ayudó a salvar y a traer al mundo, a Carlitos, el hijo de María Zurita, sobrina del rey Juan Carlos.
La presencia del empresario de Desguaces La Torre en el mismo evento donde estaba quien fue su novia durante casi dos años, ha hecho que todos hablen de una reconciliación entre la marquesa de Castelldosríus y El Chatarrero, de 65 años. Recordemos que la diseñadora rompió hace tres semanas con Luis Gasset, el viudo cañón de 53 años.
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Sin embargo, la aristócrata, de 60 años, ha asegurado a la prensa que Luismi y ella solo son amigos, que siempre han mantenido su amistad después de la ruptura. También dijo que la presencia del empresario en la celebración fue pura coincidencia. "He ido a una boda donde estaba él, que es distinto", aseguró la madre de Cósima Ramírez.
Agatha no dice la verdad, según hemos podido comprobar por fuentes de las familias de los protagonistas del evento, es decir, de los contrayentes. La invitada era Agatha y fue ella quien le pidió a Luismi que la acompañara. Esta mentira cara a la prensa hace pensar que ella deseaba volver con el empresario, al que nunca ha olvidado. Pero sabe bien que es un hombre al que le gustan las mujeres y en cualquier momento podría aparecer abrazando a una chica explosiva a la salida de un restaurante, como ha ocurrido ya en alguna ocasión mientras estaban juntos.
Por eso, además de negar que fueran juntos a la boda, la ex mujer de Pedro J. Ramírez ha asegurado a los periodistas que sigue soltera, que Luismi es "simpatiquísimo", y que son muy amigos. Frases prudentes para no reconocer que ella ha dado el primer paso para volver. Pero no quiere pillarse los dedos, porque quedaría en mal lugar si un día de estos apareciera una foto de Luismi con una Marcia Di Lele o con la Samira de turno, la explosiva argentina que acompañó a Luis Miguel a los toros y fue calificada por Ágatha en el plató de Sálvame de forma muy despectiva: "No es muy fina la verdad, pero ahora está muy de moda la ordinariez", dijo la diseñadora. Un comentario que le valió la repulsa de las redes, donde la tacharon de "clasista y pija".
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Vende pocos vestidos
Ágatha decidió hace tiempo auxiliar las nefastas cuentas de resultados de su empresa, seriamente afectada por la pandemia, con su participación activa en medios que pagan bien sus exclusivas: de la revista Hola a al templo de la telebasura. Posados, robados, entrevistas... Lo que le importa es el caché. Ha comparecido en platós y ha vendido amores y rupturas, además de fichar como contertulia en TVE. Pero para mantenerse en lo alto del escalafón mediático hay que alimentar la caldera del cotilleo. Puede decir "Espero no ver a Luismi en mucho tiempo" o lo contrario: la cuestión es hacer caja.
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Por su parte, en el entorno de Luis Miguel confirman a Informalia que el empresario está encantado de este reencuentro con Agatha, que podría ir in crescendo. "La Flaca es una mujer 10, superior, una tía fabulosa con la que se pasa fenomenal porque hay feeling entre nosotros, lo pasamos genial y nunca te aburres con ella. Pero yo soy como soy, me gustan las mujeres y no quiero hacerle faenas a nadie y menos a ella". Luis Miguel, en estado puro, es más de parejas abiertas. Y si no que se lo pregunten a Carmen Martínez Bordiú.