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Así fue la noche de bodas frustrada de la reina Sofía y el rey Juan Carlos: "Apenas podía moverse"


    Vicky Ballesteros

    El pasado 14 de mayo la reina Sofía y el rey Juan Carlos celebraron sus 59 años de casados: la emérita refugiada en Palma de Mallorca con su hermana, Irene de Grecia, y el padre de Felipe VI en su exhilio en Abu Dabi. Con motivo de esta fecha tan marcada, Pilar Eyre se ha remontado hasta su accidentada noche de bodas.

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    La periodista especializada en la Casa Real recuerda que "el multimillonario Niarchos, además de regalarle a Sofía un espléndido conjunto de diadema, collar y pendientes de Van Cleef con gruesos rubíes rodeados de brillantes, puso a su disposición su velero, el 'Creole', de 65 metros, con una tripulación de 16 personas". Eyre hace referencia al magnate griego y amigo de doña Sofía Stavros Niarchos, que le hizo este suculento regalo por su matrimonio con don Juan Carlos. 

    Doña Sofía y don Juan Carlos quedaron impresionados tras entrar al camarote: "Ante el suntuoso camarote donde iban a dormir por primera vez juntos, Juanito y Sofi se quedaron boquiabiertos: estaba recubierto de moqueta blanca y alfombrillas de ciervo. Los muebles con veinte clases de madera diferentes, en las paredes cuadros impresionistas e iconos rusos… Y en medio de la suite, la cama". 

    No obstante, los dos llegaron a esta 'cita' en "condiciones muy distintas": "Él era ducho en amores, había tenido relaciones sexuales desde que era casi un niño", destaca Eyre. "Tenemos constancia de que a los 18 años mantuvo sexo completo con la ardiente condesa Olghina de Robilant  en el incómodo asiento trasero de un Volkswagen", explica la periodista. 

    Así las cosas, recuerda lo que la propia condensa contó en su libro, Reina de corazones: "Se notaba que Juanito, a pesar de su juventud, se había acostado ya con muchas chicas". 

    Doña Sofía, sin embargo, era otro mundo. Eyre cuenta que los amigos de don Juan Carlos decían que "era una especie de monja": "Pero, por si acaso, Franco les había puesto una 'carabina', el general Castañón de Mena, que no los debía dejar solos ni a sol ni a sombra. Así pues, la princesa se había mantenido virgen hasta la boda... y quizás incluso más allá", matiza la experta en la Casa Real. 

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    A pesar de todo, no tuvieron la noche de bodas soñada porque el entonces príncipe tuvo un accidente el día anterior: "Juanito se había roto la clavícula un día antes de la ceremonia haciendo kárate con su cuñado y llevaba el brazo escayolado".

    Para corroborar su versión, rescata un testimonio de su abuela, la reina Victoria Eugenia: "Cuando llegaron al barco se dieron cuenta de que el yeso se había pegado a la piel y tenía el hombro en carne viva, apenas podía moverse. Sofía se pasó la noche arrancándoselo, centímetro a centímetro. Tenía dolores horribles, daba alaridos...", habría escrito en una carta dirigida a su prima Bee, según Pilar. En definitiva: "Su abuela no cree que esa noche pasara nada".

    Lo que pensaban los padres del rey Juan Carlos y la reina Sofía

    Pilar también ha desvelado lo qué pensaban los progenitores de ambos por este matrimonio: "¡Lo que iba a pasar en esa cama era la razón por la que se habían casado dos personas tan distintas y tan poco enamoradas! 'Los reyes son como sementales de lujo, su única obligación es aparearse con una vaca de raza', había dicho con brutalidad el padre del novio, Juan de Borbón, para atajar sus reticencias".

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    Sobre la madre de la reina Sofía, la reina Federica, asegura: "La reina Federica se había apresurado a aceptar la candidatura del príncipe español para borrar la mancha de que su hija hubiera sido despreciada por el príncipe noruego".

    Antes de la noche de bodas, el padre de don Juan Carlos le hizo una advertencia: "Yo también estaba hecho una mierda cuando me casé y a pesar de todo cumplí con tu madre", le habría dicho don Juan, según la periodista. Por parte de doña Sofía, le habría asegurado a su madre: "¡Las princesas no hacen el amor, hacen dinastía!", sentencia la periodista.