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Rocío Carrasco: "A esa niña la he parido yo, pero no tiene nada mío"


    Pilar Fernández

    Todo se derrumbó dentro de mí, así se llama el episodio número 9 del docudrama de Rocío Carrasco, emitido este miércoles. En él, la hija de Jurado cuenta qué pasó en las horas posteriores a la paliza que le propinó su hija, Rocío Flores: "Si su hija no tiene nada de qué avergonzarse, es culpa de ese que está ahí, de lo que la ha manipulado y mutilado. Es una muestra más del daño que es capaz de infligir a los demás. Tristemente creo que mi hija no se arrepiente de lo que hizo".

    Carrasco continuó el relato donde lo dejó: en la paliza que le propinó su hija. "Según me está pegando, Rocío tiene el teléfono escondido y abierto, quién estaba al otro lado del teléfono no lo sé, ella me gritaba No me pegues, y le decía Yo no te estoy pegando, Rocío para, tranquilízate... Pero ella no paraba".

    Según su versión, cuando ella queda inconsciente en la cocina, la niña corre al coche del chófer y habla por teléfono con su padre: "Antonio David le pide a Paco, el chófer, que lleve a la niña al cuartel de la Guardia Civil, él se niega y la lleva al colegio. En el trayecto yo llamo a Paco porque necesitaba ir al hospital porque tenía la cabeza mal y tenía moratones por muchas partes, además de un ataque de pánico, y Fidel no me podía llevar porque no quería que mi enano me viese así. Fidel me metió en el salón, metió al niño en la cocina, Paco tarda un rato porque dice que no se fía de que Rocío entre al colegio. Llamé al colegio y hablé con la tutora de mi hija, que ya sabía muchas cosas, le cuento lo que ha pasado. Rocío entra en el colegio y empieza a decir 'Me voy con mi padre'. El director me llama, le digo que la niña no puede volver a mi casa, que se vaya con el padre".

    Rocío contó que llegó al hospital sola, pues Fidel se quedó al cuidado del pequeño David: "Cuando entro en el hospital pido que no se sepa nada de lo que había pasado, pero el médico me dice que tiene que dar parte. Le digo que no quiero pero no me hace caso, dice que es su obligación. Yo quería irme corriendo porque tenía miedo de que todo trascendiera, de que hubiera prensa, pero él me dice que no me puedo ir porque tengo un traumatismo craneoencefálico y tengo que estar en observación unas horas. Estuve cinco horas, las imprescindibles".

    Del hospital al cuartel de la Guardia Civil

    Horas después de llegar a casa desde el hospital, Fidel recibió la llamada de la Guardia Civil para que se personaran en el cuartel: "Cuando llegamos había un coche, pedimos que lo identificaran, y era de una persona que trabajaba con Gustavo González. Me meten en una salita, me dicen que mi hija me ha denunciado por un delito de maltrato habitual, que el padre ha firmado la denuncia, me leen mis derechos y me preguntan si quiero declarar. Me da vergüenza y pena de mi, pena de Fidel, que tuviera que vivir eso, me da pena de la niña, que tuviera que participar en algo tan bárbaro... Yo no quiero declarar en sede policial porque hubiera denunciado yo a mi hija y jamás lo he hecho. Fidel declaró como testigo. Me llamaron un mes después para ir al juicio".

    Entre lágrimas, Carrasco confesó: "No me duele tanto la paliza como el hecho de que mi hija me quisiera meter en la cárcel por algo que no hice. A día de hoy, todavía me mata. Se tendrá que perdonar ella el día que se dé cuenta, a día de hoy no se ha dado cuenta".

    Afirmó que creció en ella un terrible pánico hacia su propia hija: "Yo tenía pánico porque mi hija era alguien a quien yo había parido pero no lo conocía, no tenía un ápice mío en su cuerpo, porque yo no soy así, hubiera sido incapaz de hacerle eso a mi madre, ni a nadie. Muy a mi pesar, no tiene nada mío". Y añade: "Yo vivo en el terror, no sé qué me puede pasar, no sé qué me depara el día siguiente, lo peor que hay en el mundo es la incertidumbre, yo estaba enterrada en vida. He temido por mi vida muchas veces, es terror".

    "En el juicio hablo porque se había pedido pena de prisión para mi. Cuando termino, la fiscal le dice a la jueza que, de oficio, informe al juzgado de menores y se investigue a la niña por posible delito de malos tratos de ella hacia a mí. Yo no quería que eso sucediera, que mi hija tuviera que pasar por esa situación, pero no había más remedio: o contaba la verdad o me enfrento a la cárcel".