Fayna cuenta su brutal infierno con Carlos 'El Yoyas': "Me dijo que volvería a mi tierra con los pies por delante"
Felipe Rodríguez
Fayna Bethencourt toma la palabra este miércoles para contar el brutal infierno que vivió junto a su exmarido, Carlos Navarro 'El Yoyas', condenado a casi seis años de prisión por maltratos a su exmujer y a sus dos hijos, quienes vivieron una auténtica pesadilla de terror. El testimonio de la exconcursante de GH, reality en el que conoció al maltratador, pone los pelos de punta.
"La primera vez que me dio una paliza mi hijo de 3 años intentó defenderme", cuenta en Lecturas Fayna, que reconoce estar aliviada, pero no por la condena: "No estoy contenta con la condena. Hay tristeza y mucho dolor". La canaria rememora su infierno y habla de las muchísimas palizas que recibió a manos de su entonces marido.
"Recuerdo una vez que, delante de mis hijos, me dio una patada tan fuerte que me salió un bulto en la rodilla. Le llevé la contraria y me pegó. Esa vez me hice una foto. Le dije: 'No me vas a poner más la mano encima. Se acabó'. Su respuesta fue: 'Me corto las manos antes de ponerte la mano encima'. Lo siguiente fue que me dio un cabezazo".
Preguntada por si le agredió estando embarazada, ella lo niega pero dice que "las vejaciones eran las mismas", y añade: "Cogerme por el cuello era habitual. No me dejaba nunca marcas en la cara. Moretones en el cuerpo, de puñetazos, sí tuve". Tal era el terror de Fayna que asegura que Carlos era "la única persona a la que he tenido miedo, de temer por mi vida", declara.
"Me prohibía cosas como ir a lavar el coche. Decía que lavando se hacen posturitas y se ponen todos cachondos. Piensas que es celoso porque te quiere", señala Fayna, quien trató de huir de aquella pesadilla en 2016. Pero no pudo lograrlo. "Cuando le planteo que me voy a Canarias a pasar la Navidad, me dijo que no. Se me cayó el mundo encima (...) Empezó la locura. 'No me sale de los cojones y se hace lo que digo yo', me soltó. Empezaron las amenazas y los insultos. Salí corriendo para encerrarme en el baño, porque lo tenía detrás, era habitual. La tensión era terrible y dos días antes de irnos nos encerró en casa bajo llave".
Por fortuna para Fayna, consiguió salir de aquella casa del terror. "Logré salir con los niños mientras él dormía, íbamos corriendo por la calle con una mochilita. Esa noche durmieron vestidos con el pijama por encima para poder salir de la casa sin hacer ruido. ¡Qué miedo pasé! Nos alcanzó en el aeropuerto de Barcelona, me agarró por la mochilita, intervinieron los Mossos d'Esquadra. Conseguí subirme al avión"
Sin embargo, ella decidió volver con él tras sus amenazas de "quitarle los niños" si no regresaba. Fueron seis meses. "De diciembre a junio. Está bastante tranquilo un tiempo, para él fue un shock que yo cogiera a los niños y me fuera. Tenía pánico a que la situación que vivíamos saliera de casa. En algún episodio en el que yo levantaba la voz y pedía auxilio, me soltaba: 'No grites'. Me amenazaba con que estaba loca y le iba a quitar a los niños", explica.
La situación era tan extrema que Fayna dormía con un lápiz afilado para defenderse. "Me da pudor contarlo. Yo muchas veces dormía con mis hijos y él entraba y me sacaba. Una vez me arrinconó contra la pared, con su frente pegada a la mía, y me cogió del cuello. Las noches siguientes dormía con un lápiz afilado para defenderme. Si hubiera cogido un cuchillo habría admitido que estaba en peligro real. Una parte de mí no quería admitirlo", reconoce.
Incluso su hija de siete años le pidió que dejara a su padre. "Mi hija me pidió varias veces que lo denunciara. Con 7 años me dijo: 'Siempre dices lo mismo, que no va a volver a pasar y siempre pasa'. Una vez me rompió el ordenador con el que yo escribía mis relatos porque un amigo puso en mi perfil que estaba guapa. Me cogió en volandas por todo el pasillo hasta que me estampó contra el suelo. Al día siguiente me tiró al suelo y había cristales. Recordaré siempre la mirada de mis hijos, la sangre en mis manos", rememora Fayna.
Al fin, Fayna se armó de valor y rompió con él para siempre. "Él me decía que iba a volver a mi tierra pero con los pies por delante. A Carlos le dije que podía ser un nuevo comienzo, pensó que volvería y me dejó hacer. Empezó a decir que iba a venir y me insultaba. Y le dije que se había acabado", cuenta. "En un juicio nos divorciaron, me concedieron el divorcio y la custodia de mis hijos", alega.
Tras estos durísimos años, la vida le regaló a Fayna un nuevo amor. "Conocí a mi pareja, Misael. Le presenté a mis hijos y enseguida hubo conexión". Pero Carlos no se había ido aún: "Un día mi hijo le mencionó a su padre algo sobre él y se volvió loco. Le quité el teléfono porque lo llamó maricón. Se puso a llorar y lo puse en conocimiento de la ley".
Desde ese momento, todo fue a peor. "Habló conmigo para venir a Canarias al cumpleaños de mi hijo. Llamó por teléfono a mi hija y me lo pasó, me di cuenta de que me había estado siguiendo la noche anterior y entré en pánico. Cogí a mis hijos y nos fuimos corriendo a casa de mis padres. Mi padre me acompañó a la Guardia Civil a denunciarlo. Estando allí se presentó donde estaban mis hijos con mi madre sola con ellos. Perdió el control. Me llamó mi hija pidiéndome que fuera porque iba a entrar. Lo arrestaron. Al día siguiente hubo un juicio rápido, saltó a los medios y se me cayó el mundo encima. Fue muy triste, era el cumpleaños de mi hijo"
Y así terminó todo. El regreso de Fayna y sus hijos a Canarias cerró el pasado tan triste que habían vivido. "Mis hijos tenían siete y diez años. Siempre habíamos estado muy aislados. Cuando volvieron a Canarias se abrieron. Durante la relación se me prohibía ir a la playa. Recuerdo estar en verano y si él no venía, no íbamos. Mi hija me lo pedía y le decía que no porque él no quería. Ahí te empiezas a plantear: '¿Qué le estoy enseñando a mi hija?'".
La historia tiene final feliz. "Mi mayor satisfacción es saber que saqué a mis hijos de aquel infierno. Van a un buen colegio, porque mis padres han estado ahí, les han dado su amor y apoyo económico. Él nunca se ha hecho cargo de sus hijos. Yo ahora soy muy feliz. Me gustaría volver a estudiar y estoy en proceso de montar una peluquería", sentencia con orgullo una Fayna que, a pesar de todo, dice que no le sale "odiar" a su ex.