Actualidad

Acusan a Isabel Pantoja de apropiarse de bienes personales de Carmina Ordóñez


    Felipe Rodríguez

    El fantasma de Paquirri y, más concretamente, el reparto de la herencia del torero persigue a Isabel Pantoja, cuyo pasado vuelve a ser investigado por los medios tras los ataques de su hijo, Kiko Rivera. Este jueves, entra una nueva variante en la ecuación: Carmina Ordóñez, quien también habría sido engañada por la tonadillera.

    La exmujer de Paquirri demandó a la viuda del diestro a principios de 1990. A través de este procedimiento, Carmina reclamaba a Pantoja que le fueran entregados a sus hijos los efectos personales de su padre. En el mismo, se aportaba como prueba la escritura de la repartición de la herencia firmada por todos los herederos, el 24 de septiembre de 1987, y sus anexos, dónde se detallaban todas las pertenencias del torero.

    Los bienes muebles de Paquirri se repartieron en cuatro lotes para sus herederos: Isabel Pantoja, Francisco José Rivera Pantoja, los hermanos Rivera Ordóñez y la familia Rivera Pérez. El documento fue firmado ante notario delante de todos sus herederos. En ese acto también se protocolizó la escritura del reparto de la herencia de Paquirri.

    Isabel, entonces, se ofrece a guardar todos los bienes en Cantora hasta que se realice el sorteo de los lotes. Después promete entregarlos a sus legítimos herederos. Sin embargo, el tiempo pasa y se niega a devolverlos. Ni se celebran los sorteos ni se reparten los bienes que se acordaron para cada uno de los herederos.

    En la demanda de Carmina también reclama algunos bienes privativos que se encontraban aún en Cantora de la época en que estuvo casada con el torero: un armario ropero y un tomavistas. Ambos eran propiedad de Carmina.

    Carmina, como se dijo este miércoles en Teleinco, trató de conseguir algunos de estos objetos durante varios años. Ella misma se los pedía a Isabel cuando llevaba a los pequeños Fran y Cayetano a ver a su hermano pequeño a Cantora. Pero Isabel siempre se hacía la loca y le daba largas. La actitud de la folclórica enfadó a Carmina, que estalló y le dijo lo que pensaba a Isabel, protagonizando una monumental bronca. Fue la última vez que acudió a la finca con los niños. A partir de ese momento, era su hermana Belén la que les llevaba.