Agustín Pantoja, el inquebrantable apoyo de Isabel Pantoja tras la escandalosa entrevista de Kiko Rivera
Luisa Acevedo
Agustín Pantoja no ha abandonado a su hermana, Isabel Pantoja, tras los dardos envenenados de Kiko Rivera a su propia madre. El hermano de la tonadillera fue visto hace unas horas saliendo y entrando de Cantora, donde vive junto a ella y su madre, doña Ana. En estos momentos tan complicados para la folclórica, él es su mayor apoyo.
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El hermano de la folclórica ha salido del búnker de Pantoja de forma rápida con su coche y sin bajar la ventanilla para contestar las preguntas de los paparazzis. A su regreso ha entrado en el hogar sin decir ni una sola palabra. No obstante, a buen seguro es uno de sus grandes apoyos durante la turbulenta guerra que Isabel libra con su pequeño del alma. Este miércoles también fue visto entrando y saliendo de la fortaleza.
Durante su entrevista a Lecturas, Kiko tuvo unas palabras que bien podrían ir dirigidas a su tío Agustín: "Se deja llevar por algunas personas", aseguró, aunque tiró la piedra y escondió la mano: "No voy a nombrar a nadie, pero que se deja influenciar, sí".
Cantora precisamente es el ojo del huracán en estos momentos, ya que en la polémica entrevista el DJ aseguró que ha dado órdenes a sus abogados para que revisen el testamento de su padre, Paquirri. De esta forma, Kiko tiene intenciones de sentar a su mismísima madre en el banquillo de los acusados.
El hermano de Fran y Cayetano Rivera no se fía de su progenitora. "Tengo miedo. Me huelo lo peor ¿qué me voy a encontrar?", soltó. "Yo no cedí Cantora a mi madre. Firmé lo que ella me pidió", dijo dejando a todo el mundo asombrado.
Mientras tanto, Pantoja está "desolada" y "muy nerviosa". Según una fuente cercana a un trabajador de Cantora, la madre de Kiko Rivera saldrá "en cuanto pueda" de la finca en la que permanece enclaustrada para visitar a su hijo.
El desastre que supondría para Isabel Pantoja perder el control de la propiedad de Cantora es aún mayor de lo que pueda imaginarse. En primer lugar, porque sobre la finca pesa un embargo, pero también porque algunos ingresos de la tonadillera podrían tener que ver con el alquiler de la tierra a ganaderos. Y eso peligra sin el Marqués de Paquirrín se convierte dueño (y gestor) del latifundio.