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El baile de Melania: el granito de arena de la primera dama que mantendrá a Donald Trump en la Casa Blanca
Silvia Armesto
¿Melania Trump o Jill Biden? Lo ajustado de los resultados de la elecciones presidenciales en Estados Unidos hace que cada puñado de votos sea decisivo. Hemos mirado los muchos defectos de Trump pero no tanto el escaso atractivo de Biden. ¿Y si extendemos esa pregunta a las consortes? Los papeles jugados por las mujeres de ambos candidatos, ambas implicadas en las campañas, pueden ser decisivos al final de un recuento de infarto.
Wisconsin, Michigan y Pensilvania, los estados clave que pueden dar la victoria definitiva a Donald Trump sobre Joe Biden, tardarán en entregar el escrutinio definitivo, entre otras razones, porque 100 millones de estadounidenses votaron por correo, y eso puede dar un vuelco al partido en el descuento. Por tanto, y dado lo ajustado de los resultados, es muy probable que tardemos días en saber quién gana las elecciones presidenciales en EEUU. Pero en la madrugada de este miércoles 4 de octubre, todo apuntaba a una victoria del actual presidente: exceptuando Arizona, que se ha decantado por el candidato demócrata, el republicano cuenta con muchas posibilidades de renovar como inquilino de la Casa Blanca después de hacerse con Florida y Ohio. Recordemos que el sistema electoral en USA hace que el candidato que gana en un estado se lleve todos los compromisarios de este territorio. The New York Times daba a Trump, a eso de las 5 de la mañana, hora peninsular, un 80 por ciento de probabilidades de permanecer en el cargo. Lo que está claro es que, gane quien gane, los Estados Unidos son a finales de 2020 un país partido por la mitad.
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Joe Biden se dirigía a la nación poco antes de que en España amaneciera. Desde Wilmington, Delaware, y acompañado de su esposa Jill, el candidato demócrata aseguraba que va ganar. "Se va a tardar en contar los votos, pero vamos a ganar en Pensilvania. Tenemos que ser pacientes para que acabe el recuento. Seguimos en la pelea en Georgia. Nos sentimos muy bien sobre Wisconsin y Michigan. Creemos que estamos en el camino de la victoria. Vamos a ganar esto. Mantengo la fe", decía.
Mientras Biden tomaba la palabra, el presidente Donald Trump a través de Twitter insinuaba de nuevo que hay un fraude electoral. "Vamos muy por encima, pero nos están intentando ROBAR la elección. Nunca les dejaremos que lo hagan. ¡No se pueden emitir votos después de que las urnas estén cerradas!", escribió en su cuenta.
Melania Trump acudió este martes sin mascarilla a votar en Palm Beach (Florida), uno de los estados que puede dar la victoria a su marido. La primera dama fue, según la prensa local, la única persona que prescindió de la protección. Como un estrella de ese Hollywood que odia todo lo que representa el actual presidente, la esposa del hombre más poderoso de la Tierra habló para los periodistas: "Es el día de las elecciones, así que quería venir aquí a votar hoy", dijo cuando le preguntaron por qué no había votado con su esposo la semana pasada.
Melania llegó a la Casa Blanca con 45 años y el 26 de abril cumplió 50, 24 menos que su esposo, el presidente Donald Trump. La ex modelo salió del edificio acompañada por la supervisora de elecciones de Palm Beach, Wendy Sartory Link, saludando, sonriendo y proclamando ante los reporteros que se sentía "muy bien". Ni rastro de enfermedad apenas un mes después de que anunciara que le habían diagnosticado COVID-19 , al igual que su esposo y su hijo de 14 años, Barron.
Aun después de haber estado contagiados, la familia Trump al completo ha desafiado al virus en público, despreciando no solo el uso de máscaras, sino las otras normas antipandemia como el distanciamiento social y otros protocolos científicos y médicos para mitigar la propagación del coronavirus.
Melania secunda con el glamour de una superestrella el papel de duro de su marido, que aparecía como invencible frente al COVID-19, bailando, para demostrar su salud, su optimismo y su fuerza frente a la pandemia, frente a las tensiones raciales en todo el país, frente al prudente Joe Biden, frente a China, Europa, Corea, Irán...
El presidente Trump ha advertido que ni siquiera admitirá el proceso electoral si pierde y se ha negado a comprometerse con una transición pacífica del poder si su oponente, el ex vicepresidente Joe Biden gana los recuentos.
Melania, no siempre junto a su marido, ha apoyado políticamente a su esposo. La semana pasada, en un mitin en Pensilvania, estado decisivo, la primera dama dijo que los demócratas eran malos modelos a seguir para los niños, una muestra del tono y la contribución made in Melania a una de las campañas más virulentas de la historia de Estados Unidos. "Como muchos de ustedes, he experimentado los efectos del COVID-19 de primera mano, no solo como paciente, sino como madre y esposa preocupada", dijo la Melania. "Sé que hay muchas personas que han perdido a sus seres queridos o conocen a personas que han sido impactadas para siempre por este enemigo silencioso".
Melania ha contado en campaña con una ventaja añadida frente a Jill Biden por la sencilla razón de que la primera dama es infinitamente más conocida que la mujer del ex vicepresidente. Por otra parte, ésta es la primera vez que la ex modelo compite con otra mujer ya que hace cuatro años la candidata demócrata era Hillary Clinton y era el ex presidente Bill quien ejercía de consorte.
Desde Jackie Kennedy, ninguna otra esposa de candidato ha sido tan mediática, aunque en este caso, no ha recabado la admiración y el cariño que la esposa del mítico presidente asesinado encontraba, sino filos y fobias, pero casi nunca indiferencia. Pero Melania explota ante los medios su rotunda silueta, y lo hace con esa frialdad yugoslava que combinaba a la perfección con su estilo: luciendo un bronceado de invierno, vestida con un Gucci sin mangas, estampado con estribos color marfil y con todo el glamour del diseño italiano, en seda plisada. Parecía sencillamente una actriz en el set de rodaje. Su cuello redondo, su cintura ajustada y la falda acampanada con un forro de organza justifican los más de tres mil euros que vale el modelo.
Por si alguien duda de sus ilimitadas capacidades para elegir los complementos más lujosos, la primera dama escogió para su última aparición antes de que los votantes escogieran presidente un Kelly de Hermès y los salones de tacón infinito de Louboutin.
Nada que ver con Jill Biden, la Brigitte Macron norteamericana. A sus 69 años (casi 20 más que su competidora), la mujer del candidato demócrata posaba este martes ante la prensa durante un evento en Tampa (Florida). Jill no es tan fría como Melania. La profesora nacida de Nueva Jersey (da clases de inglés en un colegio público) se acercó a los votantes con mascarilla, al contrario que su oponente. Adornada con unos sencillos pendientes y un broche de perlas, lucía un conjunto de vestido azul por encima de la rodilla y americana a juego tan apropiado como imposible de recordar. Sí llamó la atención la cesta que llevaba como bolso, como de pícnic, al extremo contrario del Hermès de Melania.