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El Ministerio de Irene Montero denuncia que el color rosa en los juguetes "oprime y reprime a las niñas"
Vicky Ballesteros
Con la Navidad a dos meses, los Reyes Magos ya piensan en los regalos que le dejarán a los niños en casa. Las revistas de juguetes comienzan a repartirse en cada rincón del país y en cada una de ellas se observan datos que no han pasado desapercibidos para el Ministerio de Igualdad, encabezado por Irene Montero. Una de las grandes objeciones que han encontrado es el color rosa, el que suelen tener los juguetes de las niñas.
El estudio Publicidad y campañas navideñas de juguetes: ¿promoción de ruptura de estereotipos y roles de género? considera que es "un color que oprime y reprime a las niñas". La investigación ha sido publicada por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, que depende del ministerio de la mujer de Pablo Iglesias.
"Hemos llegado a este extremo por una absurda imposición urdida desde el marketing de género en una época (refiriéndose a los años 80) en la que la industria no tenía en cuenta a las personas y al medioambiente", señala este estudio, que tiene un total de 190 páginas.
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Piensan que este problema se mantiene en la actualidad, a pesar de que hayan pasado cuatro décadas: "Sin embargo, todavía mantiene cierto respaldo en algunas administraciones y cierto apoyo social en las redes".
El estudio obtiene las siguientes conclusiones al respecto: "La diferenciación y opresión del color rosa sobre las niñas es una constante (...) La tonalidad principal para las niñas se fundamenta en el color rosa (en ocasiones combinado con malva, fucsia o lila) y su presencia domina tanto el lugar de venta (carteles, cabeceras, lineales…) como el embalaje de los juguetes a ellas dirigidos", apuntan.
El problema del color también influye en el precio: "Un color que justifica a menudo el encarecimiento del producto: aun no siendo mayoritario, se ha podido detectar que algunos juguetes cumplen esta pauta impuesta por el marketing de género: 'si es de color rosa, pagas más'".
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En el informe se señala también que los juguetes 'para niñas' limitan sus deseos de optar a otros juguetes: "Las niñas pueden entender que no pueden ser ni aventureras, ni luchadoras, ni científicas al ser invisibilizadas en su mención apelativa".
En este sentido, remarcan que los niños de los anuncios no aparecen en la mayoría de las ocasiones "interpretando personajes o profesiones tradicionalmente no asignados a los hombres".
Además, señalan que la publicidad de juguetes suele tener un carácter sexista: "Los disfraces continúan mostrando roles y estereotipos muy marcados para niñas y niños, con pocas excepciones: princesas para ellas, superhéroes para ellos".
No obstante, reconocen que una minoría de catálogos "ofrecen disfraces similares para ambos sexos y muestran a niñas interpretando personajes o profesiones tradicionalmente no asignadas a las mujeres".