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Carmen Sevilla cumple 90 años recluida en la residencia, entre bulos de muerte y víctima de unas fotos desgarradoras


    Felipe Rodríguez

    Carmen Sevilla cumple este viernes 90 años. Y lo hace recluida en una residencia de la zona de Aravaca, en Madrid, lugar en el que permanece en 2015. La artista, uno de los personajes más queridos por los españoles, padece desde hace muchos un severo alzhéimer y por tanto es más que probable que no sepa que hizo historia por su belleza y su atractivo, que fue capaz tanto de cantar y bailar flamenco, como coplas o tangos, o de presentar un programa de televisión con estilo particularísimo, interpretar papeles dramáticos y despertar como artista y ser humano, una enorme simpatía entre la gente. O de enamorar a los hombres desde su belleza insuperable.

    Su estado actual es un enigma. Solo hay dos personas que conocen dónde se encuentra: su hijo Augusto Algueró y su amigo del alma, Moncho Ferrer, veterano relaciones públicas del mundo de la música. Ellos son los únicos que la visitan, que la ven, que la abrazan. "Está estupenda, guapa, maravillosamente cuidada. Con el pelo perfecto de peluquería y la manicura al día. No nos reconoce pero tiene la expresión apacible, sonriente...", cuenta Moncho.

    Una de las últimas veces que Carmen recibió la visita de su amigo y de su hijo fue pocos días antes del decreto del Estado de Alarma, después se prohibieron las visitas en las residencias de mayores, pero ellos siempre han estado informados de cómo se encontraba. Tras esta complicada situación sanitaria, han vuelto a verla unas cuantas veces más.

    A lo largo de su estancia en la residencia, Carmen ha sido víctima de bulos sobre su estado de salud. Hace unos días volvió a surgir la noticia de su falsa muerte, una vez más desmentida. No es la primera vez que el entorno de Sevilla se enfrenta a este tipo de bulos. La incógnita de su salud provoca este tipo de invenciones.

    Solo hubo una única vez en la que su vida pudo correr peligro dentro de la residencia. Según cuenta el periodista Saúl Ortiz, alguien burló la seguridad de la residencia y fotografió a Carmen en unas circunstancias desgarradoras. Por fortuna, las imágenes no salieron a la luz y se consiguió frenar su comercialización. Su hijo Augusto se enteró de lo sucedido, se puso en contacto con el centro, donde terminaron por admitir el misterioso episodio en el que todavía quedan muchas incógnitas por despejar.