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Iker Casillas y Sara Carbonero alquilan su casa de La Finca tras intentar venderla por 5 millones
Silvia Armesto
Iker Casillas y Sara Carbonero pusieron a la venta su chalet de La Finca por 5 millones de euros, pero tras no encontrar comprador le quitaron el cartel y encontraron unos inquilinos para ella. La noticia salta días después de que se supiera que el guardameta había comprado en abril, en pleno confinamiento, una casa de Pintor Rosales en Madrid, poco antes antes de mudarse de Oporto a Madrid.
De esta forma, el futbolista y la periodista, que han disfrutado de unos días de vacaciones en el pueblo abulense de Casillas, han decidido no desprenderse del que fue su hogar antes de su traslado a Portugal, donde han vivido los últimos años. Desde el mes de abril, la casa está ocupada por inquilinos, tal y como ha podido saber Semana.
El portero mostoleño se ha visto obligado a cambiar sus planes profesionales, y con ello los familiares, después del infarto de miocardio que sufrió en mayo de 2019. Sara, por su parte, aún se recupera del cáncer de ovario que le diagnosticaron sólo dos semanas después.
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El chalé de La Finca se lo compraron al arquitecto Alberto Martín y su ex esposa, la actriz Lydia Bosch, en el año 2014. La propiedad fue reformada y en abril la pusieron a la venta en la web de idealista.com, coincidiendo con la compra que Iker hizo, a su nombre, en Pintor Rosales.
Iker y Sara lo pusieron a la venta por 4.900.000 euros, casi el doble de los 2,5 millones que pagaron en su día. Según el anuncio que tenían colgado antes de encontrarle inquilinos, se trata de una fabulosa propiedad de 1.000 metros construidos, seis habitaciones, todas ellas en suite, con baño, gimnasio, spa, dos salones comunicados entre sí y una gran cocina con isla y mesa para ocho.
El jardín es también enorme, tiene porche, barbacoa y, por supuesto, un futbolín. Además, la casa tiene dos piscinas: una interior climatizada y otra exterior, como hemos tenido oportunidad de comprobar en sus respectivas redes sociales.
La crisis que atravesó el matrimonio, como reconoció el propio futbolista en Semana, ha pasado si tenemos en cuenta sus imágenes: "Con la situación que hemos tenido, en las últimas semanas, igual no he estado con Sara todo lo que debería, y eso da lugar a especulaciones", dijo.
Sin embargo, Casillas ahora tiene claro que su futuro esté en el centro de Madrid, en un pisazo frente al Templo de Debod, y al lado de la periodista y sus dos hijos, Martín, de seis años, y Lucas, de cuatro. Junto a ellos están pasando unos días en su pueblo, Navalacruz.
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Profesionalmente, Iker vuelve al Real Madrid como asesor, después de llegar a un acuerdo con Florentino Pérez y tras retirar su candidatura a Presidente de la Federación Española de Fútbol. Sara está deseando volver a Mediaset y gestiona su empresa de moda y complementos, llamada Slow Love, junto a su amiga Isabel Jiménez.
El piso de Pintor Rosales, que les acerca al centro de la capital pero les tendrá más expuestos a paparazzis que en La Finca, cuenta con 300 metros útiles, amplios balcones con vistas al Templo de Debod y al parque del Oeste. Además, la propiedad incluye seis plazas de garaje. La casa está siendo estos días reformada al gusto de sus nuevos propietarios y es probable que residan allí a la vuelta del verano, a partir del próximo mes de septiembre, tras cinco años instalados en Oporto, donde nació su segundo hijo, Lucas.
Si Diez Minutos cuenta los cambios domiciliarios de Iker y Sara, Hola explica que "no hay crisis", entre ellos, como si alguien lo hubiera dicho, más allá de lo que el propio Casillas reconoció a Semana, verbalizando que no había estado "todo lo que debería" con Sara Carbonero.
Hola, con unas imágenes de ambos pasando sus vacaciones en Navalacruz, el pueblo abulense de la familia del portero, desmiente los rumores de crisis. Dice la publicación que el portero y su mujer sienten "un profundo malestar después de que se haya puesto en entredicho su relación", cuando fue el propio guardameta quien desencadenó las especualciones en una entrevista.
Las fotos no demuestran nada más que la presentadora y al futbolista se comportan con normalidad, que no exhiben en público indicios de fisuras en su matrimonio (estaría bueno). Lo que se ve es una escapada familiar a la ciudad de Ávila donde comieron con algunos amigos del deportistas y sus respectivos hijos.