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Dani Rovira, tras acabar la quimio: "Llegaba al hospital a las 9 y salía a las 3. Hacías amistad con la gente de allí"


    Vicky Ballesteros

    Dani Rovira ha concedido su primera entrevista después de anunciar que acabó con éxito la quimioterapia del linfoma de Hodgkin que le diagnosticaron en marzo. El protagonista de Ocho apellidos vascos, que comenzó la semana pasada con las sesiones de radioterapia, ha hablado de su tratamiento, de la lección que saca de todo esto y también de lo importante que es el humor para hacerle frente a adversidades como la que está atravesando.

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    El actor se somete desde el pasado miércoles a 18 sesiones de radioterapia: "No sabes lo que es la radio. Te entran a una cama y te hacen una especie de molde que se ajusta del pecho a la cara, súper ajustado a tu figura. No puedes adelgazar ni engordar. Te anclas con ese molde a la cama para que la radiación vaya a donde tiene que ir. Son 10 minutos que estoy anclado a una cama que no puedo ni tragar", dijo este domingo en una entrevista a la Cadena Ser.

    El novio de Clara Lago también recordó sus sesiones de quimioterapia: "Llegaba al hospital a las 9 de la mañana, me sacaban sangre y a partir de ahí, viendo como tenía las defensas en el laboratorio, me hacían los 'jarabes'. Eran cuatro bolsas de quimio intercaladas con bolsas de suero y algún que otro medicamento. Total, un litro y medio que te meten en vena".

    El actor, que anunció con un mensaje muy positivo el final de la quimio en Instagram, se queda con el lado positivo de estos meses: "Llegaba al hospital a las 9:00 y salía a las 15:30. Hacías amistad con la gente de allí. Con los médicos; con mi oncólogo, Eduardo García Rico; con el director del hospital, la enfermera, la psicóloga oncóloga...", explicó.

    Después, se remontó al mes de marzo para explicar cómo comenzó a notarse la enfermedad: "Yo me noté como un bultito encima de la clavícula izquierda, un poco sospechoso e iba un poco a más. Entonces le mandé fotos a unos amigos médicos. A la semana me dijeron 'si no te ha bajado vete al hospital'. Hacía dos días que habían declarado El Estado de Alarma. Joder lo que me apetece ahora meterme en un hospital, pensé".

    Durante estos meses de tratamiento, el humorista se ha desintoxicado de los medios de comunicación y ha hecho una criba en sus redes sociales para evadirse en cierto modo de las malas noticias y también de los propios comentarios sobre su estado: "He hecho un cordón sanitario estos cuatro meses a nivel de televisión, de redes sociales, para que todo lo que me llegara fuera bonito. He visto las diez temporadas de Friends, de Modern Familiy... Solo me ha apetecido ver comedia cuando lo que me gusta es el cine de terror". 

    No obstante, no se ha olvidado del todo de los mensajes positivos que le iban llegando a través de las redes: "Pero también he ido leyendo cositas que la gente me ha ido ha enviado y prácticamente todo ha sido amor y cariño. Lo que pasa es que bueno al final te tienes que reír porque mucha gente queriendo expresar cariño a lo mejor la forma no es la mejor", recordó. 

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    Tras el fin de la quimio se encuentra en buen estado aunque sus actividades las tiene limitadas: "Tampoco puedo hacer mucha cosa porque no me puede dar el sol tanto por la quimio como por la radio. Hago vida un poco vampírica, un poco nocturna. Por ejemplo, si salgo a hacer deporte es a partir de las 8 de la tarde... El resto...". Dani confiesa que el humor es parte esencial para superar con optimismo esta enfermedad: "El humor es una especie de chapapote que se pega a la piel y por mucho que te des por agua no se quita", señaló.

    Además, el malagueño ya está preparado para volver al trabajo en septiembre. Rodará una película sobre cómo comenzó la ONG Open Arms, que se dedica al rescate de personas refugiadas en el mar: "La rodaremos en Grecia, yo interpretaré a Gerard, la mano derecha de Camps, y se llamará Mediterráneo", explicó.