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Cuando Letizia se enemistó con Cristina: el origen de su guerra familiar


    Felipe Rodríguez

    La relación entre doña Letizia y la infanta Cristina es nula desde que estallara el escándalo del caso Nóos, que terminó con Cristina de Borbón condenada a una multa de 265.088 euros por su responsabilidad civil a título lucrativo y con Iñaki Urdangarin condenado a prisión por delitos de malversación, prevaricación, fraude a la Administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias.

    Pero la relación entre la reina y su cuñada estaba herida de muerte desde hace muchos años. Concretamente, desde julio de 2005. La mecha que prendió el enfrentamiento se produjo poco antes del bautizo de Irene Urdangarín, la hija de la infanta Cristina, según aseguró Pilar Eyre en su libro, Secretos y Mentiras de la familia real, y recupera este miércoles en su blog de Lecturas.

    Curiosamente, cuando Letizia comenzó a salir con el entonces príncipe Felipe, se llevaba mejor con Cristina que con Elena: "De las dos cuñadas, con la que se llevaba mejor era con Cristina. Iñaki había comprado el anillo de compromiso en Barcelona, las dos parejas habían salido juntas varias veces, Cristina era universitaria, trabajaba, tenía muchas cosas en común con su cuñada. Cada vez que Letizia viajaba a Barcelona para probarse el traje de novia en el taller de Pertegaz en la Diagonal, llamaba a Cristina y luego comían en el Jardín de la Abadesa, al lado de la Cruz de Pedralbes", escribe Eyre.

    Y así de buena era su relación, hasta que llegó el bautizo de su hija Irene, nacida el 5 de junio de 2005. Cristina organizó la distribución de los invitados y pensó que sus suegros, los padres de Urdangarin, podrían quedarse en la casa de su hermano Felipe, conocida como Pabellón del príncipe, con una superficie de 3.200 metros cuadrados y cuya construcción había costado 4,2 millones de euros. "Los suegros aceptaron encantados y Cristina llamó a Felipe para pedírselo", dice Eyre.

    Su hermano le dijo que sí, pero Letizia, en aquel momento embarazada de Leonor, no estaba por la labor de alojarles en su casa: "Cuál fue su sorpresa ante la respuesta de su cuñada: se negó en redondo a invitar una noche al discreto matrimonio Urdangarin, Juan María y Claire. No es que le pusiera pegas, ¡es que le dijo lisa y llanamente que no! 'Estoy embarazada, no me siento bien y no me apetece tener en casa a unas personas que no conozco'", asegura la periodista que dijo Letizia.

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    El "no" de la ahora Reina influyó en los ánimos de los invitados al bautizo: "El bautismo, como es natural, estuvo lleno de caras largas (...) Cristina, más acostumbrada a disimular y dado que a la postre estaba en su ambiente, en su casa y arropada por todos los suyos, posa sonriente en todas las fotos, pero la expresión de Letizia es un poema. No se levantó de la silla, se abanicaba continuamente, le brillaban las sienes, cuando posó en grupo se le hundieron los tacones en el césped y estuvo a punto de caerse… Tenía un rostro tan angustiado que uno de los invitados me dijo que temió que fuera a desmayarse. Ninguno de los cincuenta asistentes eran amigos o de su familia, se sentía en territorio enemigo, lo pasó muy mal", desvela Pilar.

    La infanta Cristina le contó lo sucedido a su padre, don Juan Carlos, quien le respaldó y no habló con Letizia durante toda la celebración, según Eyre: "Por supuesto, la respaldó y no le dirigió la palabra a Letizia en todo el bautizo. Felipe no tuvo más remedio que ponerse de parte de su mujer", explica.

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    La mala relación entre Cristina y Letizia también se hizo patente en la celebración del 40 cumpleaños de Urdangarin, tres años después. "Cristina le preparó en la casa de Pedralbes una súper fiesta a la que acudieron los entonces príncipes de Asturias y la reina Sofía. Uno de los empleados que sirvieron el catering me contó que Letizia estuvo todo el tiempo en un rincón sin hablar con nadie y sin que nadie le dirigiera la palabra, mientras los invitados, reina incluida, bailaban la conga alrededor de la piscina", sentencia Eyre.

    Han pasado muchos años desde entonces, pero la situación no ha mejorado un ápice. La reina Letizia y la infanta Cristina se vieron por última vez a finales de enero de 2020 en el funeral de la infanta Pilar en El Escorial. Allí dejaron patente su enemistad al no cruzar mirada alguna ni saludo con ella, mostrando total indiferencia y frialdad. La mujer de Urdangarin también prefirió mantener la mirada al frente y permanecer ajena a lo que sucedía a su alrededor.