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La comida de don Juan Carlos con Luis Miguel Rodríguez, Francis Franco y un hijo de Aznar
Martín Alegre
Durante su reinado, el rey don Juan Carlos siempre apoyó a las empresas y a los empresarios españoles que le acompañaban normalmente en sus viajes oficiales fuera de España. Los buenos resultados de esta promoción internacional de los hombres que han hecho avanzar la economía y el empleo de nuestro país no se la niega nadie al hoy rey emérito, independientemente de sus asuntos de faldas, supuestas comisiones, posibles cuentas en paraísos fiscales etc.
El rey admira tanto los deportistas como los promotores que tienen imaginación, capacidad de esfuerzo y voluntad de triunfar, desde Amancio Ortega a Rafa Nadal. Así que un día quiso conocer Desguaces La Torre, la inmensa factoría montada por Luis Miguel Rodríguez, en unos terrenos cerca de Torrejón de la Calzada, al sur de Madrid.
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Más de un millón de metros cuadrados que la acreditan como la mayor de Europa, donde se almacenan en perfecto orden miles de piezas de camiones, automóviles, tractores, o motocicletas de segunda mano, no solo con intención de venderlas a los profesionales del trasporte, sino también por el intento de hacer del negocio una forma de reciclaje inteligente que ayude al medio ambiente.
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Luis Miguel Rodríguez es más conocido en la prensa por sus relaciones amorosas con Carmen Martínez-Bordiú o Ágatha Ruiz de la Prada, pero tiene otros méritos como empresario emprendedor dinámico y audaz. En los terrenos del desguace ha construido también un museo de la automoción, que será el más importante de la Unión Europea, con coches históricos y con historia, como el Audi 200 en el que viajaba en 1995 el líder de la oposición, José María Aznar, cuando sufrió un atentado de la banda terrorista ETA. El blindaje del vehículo le salvó la vida. Rodríguez elabora también programas de educación vial y proyecta en aquella zona, una pista de karts, un hotel y otras actividades.
En 2014, cinco meses antes de abdicar como rey de España a favor de su hijo don Felipe, y cuando la relación entre Luismi y Carmen Martínez-Bordiú ya se estaba enfriando, se publicó que don Juan Carlos había visitado Desguances La Torre, recorriendo las instalaciones, charlando con los trabajadores y hasta firmando autógrafos. Una visita simpática de la que apenas dio cuenta la prensa. Pero ahora han llegado a la redacción de Informalia los sorprendentes entresijos de aquel recorrido.
Francis Franco
Y así hemos sabido que don Juan Carlos. que tenía mucha curiosidad por conocer el desguace, le pidió a Francis Franco, por entonces cuñado de Luismi, que le organizara la visita. Hay que recordar que Luis Miguel Rodríguez se declaró públicamente en su día gran admirador del general Franco y de su hija Carmen Franco Polo y que pasó algunos días en verano en el Pazo de Meirás, invitado por la familia de su novia. Tampoco hay que olvidar que los hijos de los reyes Juan Carlos y Sofía, Felipe, Elena y Cristina, frecuentaban cuando eran niños el palacio de El Pardo para jugar con los nietos de Franco, alguno de los cuales como Jaime, de edad similar a las suyas.
Pero en cambio no sabíamos que esa relación entre el anterior jefe del Estado y el nieto mayor del dictador siguió con la llegada de la democracia y de una monarquía parlamentaria que nada tiene que ver con el régimen anterior. El recorrido de don Juan Carlos por el desguace acabó en una comida en la finca de Luismi con muy pocos invitados. Además de Francis Franco, se sentaron a la mesa Manuel Piñera, un multimilonario muy cercano al rey; otro amigo de almuerzos, viajes y cacerías, el empresario Alberto Alcocer, y Alejandro Aznar, el hijo mayor del ex presidente del gobierno. La sobremesa fue larga, amena y simpática. Eso dice alguno de ellos.