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Isabel II convierte el Castillo de Windsor en un búnker frente al Covid-19: sus férreas medidas
Vicky Ballesteros
La reina Isabel II ha transformado el Castillo de Windsor en un búnker para que no entre ni salga el coronavirus. Sobre la monarca británica y su marido, Felipe de Edimburgo, se encuentran dos docenas de empleados que cuidan de ellos para que no les falte de nada. El personal se ha organizado de una forma muy rigurosa para evitar contagios y así no poner en peligro la salud de los padres del príncipe Carlos.
Los chefs, limpiadores, funcionarios y demás empleados de la reina se han dividido en dos turnos para trabajar durante tres semanas y poder descansar otras tres, tal y como ha informado el tabloide británico The Sun. Tan estricta es esta nueva forma de trabajo que incluso ha recibido un nombre especial de HMS Bubble, por su gran parecido con el protocolo que siguen los empleados de las travesías en barco de la armada británica. (His/Her/ Majesty's Ship).
Además, para asegurarse de que el Covid-19 no es una amenaza entre los pasillos de Windsor, a todos los empleados se les realizan habitualmente los pertinentes tests.
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La reina Isabel y su marido permanecen completamente aislados durante estos meses del resto de sus familiares. No han visto ni al príncipe Carlos, que superó el coronavirus y reside en Clarence House junto a Camila Parker; ni al príncipe Andrés que vive en Royal Lodge, situado muy cerca del Castillo de Windor; ni a sus otros dos hijos la princesa Ana y el príncipe Eduardo. Tampoco ha mantenido contacto con ninguno de sus nietos. No obstante, han mantenido alguna que otra videoconferencia para interesarse los unos por los otros y tratar cuestiones de la pandemia que azota al mundo.
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En estos meses, la soberana se ha dirigido a su pueblo en dos ocasiones con dos discursos que ya escriben la historia del Reino Unido. El primero de ellos lo realizó a principios de abril para agradecer a los sanitarios su incansable labor y mandarle ánimos a los ciudadanos británicos; mientras que el segundo tuvo lugar hace unas semanas para conmemorar el 75 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. La soberana permanecerá en Windsor hasta que todo vuelva a la mayor normalidad posible y tampoco se trasladará al Castillo de Balmoral en Escocia este verano, donde suele pasar sus tradicionales descansos estivales.