Kiko Hernández confiesa su infierno por el coronavirus: desmayos, sangre y una invasión extraterrestre
Domy I. Navas
Kiko Hernández ha atravesado por los peores momentos de su vida debido al pánico que sufre por el coronavirus. El tertuliano, que regresó este lunes a su puesto de trabajo en Sálvame, confesó el calvario que ha sufrido por el miedo hacia la enfermedad. "He pasado una época muy chunga, con mucho miedo", decía delante de sus compañeros de plató.
"He llorado mucho de impotencia, sentía que no servía para nada. Le decía a Mila: 'Sois unos valientes'. Me sentía una mierda que no valía", reconocía el presentador, que alegaba: "Lo he pasado muy mal. Los guantes me han salvado la vida. Me ponía tanto gel que me acababan sangrando", explicaba Kiko, quien incluso estuvo cuatro días seguidos sin dormir del pánico y el miedo que tenía por la pandemia.
Hernández desvelaba que se había llegado a desmayar por la ansiedad. "Iba a comprar lo menos posible. A veces me iba y volvía sin nada. No era capaz de salir del coche. Notaba hormigas en la cara. He llorado mucho de impotencia, sentía que no servía para nada", declaraba Kiko, que también ha sufrido por sus mellizas, Abril y Jimena: "Tenía miedo por mis hijas".
La locura de Hernández llegó a tal punto que creía que había una invasión extraterrestre: "La semana pasada, salimos a pasear, mi madre, mis hijas, la niñera y yo. Vamos a pasear a una montaña que hay cerca de mi casa y veo que mi teléfono está apagado. No iba ni para atrás ni para adelante. A la niñera tampoco le iba ni a mi madre tampoco. Fue el día de la tormenta en Madrid y la noticia de los platillos volante. Ya pensaba que iban a venir las naves y cogí a las niñas y corriendo para casa pensando que había una invasión y, cuando puse la tele, no pasaba nada. Llamé a Alberto, el director, y le dije que quería volver", rememoró.
Kiko, por último, recordaba la triste noticia de la muerte de Álex Lequio: "Luego ves lo que le ha pasado a Lequio y Ana Obregón…somos unos afortunados por tener trabajo. A partir de ahora, no me oiréis quejarme", sentenciaba el tertuliano, que confirmaba el regreso definitivo a su trabajo diario.