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Carlos Falcó, incinerado: solo dos personas han despedido los restos del marqués


    Martín Alegre

    Su hija menor, Adara vino de Viena pero no le pudo ver. Ni siquiera cuando ya sabían que se moría. El hijo mayor de Carlos Falcó, Manolo, el primogénito, tuvo que presionar a Esther Doña para que le ingresara ante los síntomas evidentes que ya presentaba el marqués de Griñón. Esther Doña está aislada y ha dado positivo en coronavirus.

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    Siempre es triste morir de forma inesperada y repentina, pero estos días estamos viendo que la gente que fallece en las residencias de ancianos o en las Unidades de Cuidados Intensivos mueren solas, intubadas, rodeadas de cables y aparatos, en un cubículo impersonal y frío, con sanitarios enmascarados que entran y salen como fantasmas mudos, que se dejan la piel por los enfermos.

    Así murió Carlos Falcó este viernes en la Fundación Jiménez Díaz, donde ingresó el pasado domingo. Ni las cuatro mujeres que han sido sus esposas, ni ninguno de los cinco hijos, nacidos de sus tres primeros matrimonios, pudo estar con él en los pocos días que permaneció hospitalizado.

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    Sin velatorio

    El marqués de Griñón, hombre de mundo, sociable y familiar, no ha tenido velatorio ni despedida en la que pudiera participar su hermano Fernando, marqués de Cubas, también delicado de salud, aunque no por coronavirus, ni sus sobrinos y tampoco sus hijos. Este primer día de primavera desoladora que no olvidarán, estaban todos en Madrid, o en sus casas de campo cercanas a la capital, a su padre, que ya no está.

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    Adara vino de Viena pero no le pudo ver

    Aldara, la menor y la última que nació de su matrimonio con Fátima de la Cierva, estaba esta semana en Viena, donde estudia una carrera de Ciencias en la Universidad de la capital austriaca. Finalmente pudo llegar a España hace dos días y reunirse con su madre y su hermano Duarte, en la finca familiar de sus parientes maternos en Talavera de la Reina. Pero no pudo ver a su padre vivo ni despedirse cuando todo estaba perdido.

    Informalia ha podido saber que el marqués de Griñón ha sido incinerado, como obliga la ley estos días, pero sólo pueden recoger sus cenizas dos personas. No sabemos quién podrá cumplir este triste cometido. La familia del aristócrata está disgustada con su viuda, Esther Doña que, según fuentes familiares, se resistía a llevarle al hospital cuando su marido ya presentaba síntomas evidentes. Tuvo que presionar su hijo mayor, Manolo para que fuera finalmente ingresado.

    El 7 de este mes, Falcó y Doña asistieron a la corrida de toros de Illescas, con la que se inaugura la temporada taurina en España. Carlos Falcó también asistió después al funeral de un alcalde en un pueblo de Toledo, otro lugar de riesgo por la concentración de personas, cuando ya habían saltado las alarmas. Muchos riesgos para una persona de su edad. 

    Este jueves informamos en primicia de que el marqués había ingresado grave. Murió en la tarde del viernes a los 83 años después de perder la batalla contra el coronavirus, tal y como publicamos.