Joaquín Sabina, recuperado, mantiene sus planes de boda con su "ángel de la guarda"
Carla Núñez
Los escenarios se han convertido casi en tierra hostil para Joaquín Sabina. Ya tuvo que cancelar en el pasado algunos conciertos debido a sus problemas de salud fruto de una vida desenfrenada y, probablemente, muy divertida. Su novia de siempre, Jimena Colorado, ha estado cuidando de él a lo largo de sus múltiples recaídas y, por su puesto, también tras su último accidente sobre las tablas del Wizink Center de Madrid que lo llevó hasta el hospital.
Joaquín Sabina ha recibido este domingo el alta hospitalaria y ya se encuentra en su casa tras ser operado del hematoma intracraneal que sufrió al caerse al foso durante su concierto en Madrid el pasado 12 de febrero, el mismo día que cumplía 71 años. El cantautor abandonó el Hospital Ruber Internacional, donde llevaba ingresado desde el 18 de febrero, tras seis días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), acompañado de su prometida, que ha estado pendiente de él en todo momento, y con un cigarro mentolado 'de mentira' para calmar la ansiedad.
Jimena Coronado, la fotógrafa peruana que, como el propio artista de Úbeda reconoce, "me ha salvado la vida más de una vez", se ha convertido en su apoyo y próximamente se convertirá también en su esposa, según adelantó Joan Manuel Serrat en un programa de televisión argentino. "Según parece, con anillo y rodilla en el suelo como mandan los cánones, Joaquín Sabina le pedía matrimonio a su pareja". Sabina lo corroboró: "Yo tengo 70 años, el día que la Jime cumplió 50 doblé la cerviz y en verso".
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En los últimos años, Sabina ha tenido que cancelar varios conciertos. Sus problemas de salud vienen de lejos. En 2001 sufrió un accidente isquémico cerebral breve del que logró reponerse, pero que le hizo reflexionar. En 2014 contó cómo lo vivió: "Entras en una euforia de 'estoy vivo' y luego eres consciente del peligro que has pasado y se te va infiltrando. No has tomado una decisión de cambiar radicalmente de vida porque crees que la vida que llevabas tenía una calidad sin la que no podrás seguir viviendo. No quería morirme. Estuve cuatro meses sin salir de mi habitación. Me dedicaba a leer y a ver telebasura. Como vino, se fue [la depresión], pero se queda agazapada y quien ha tenido uno de estos episodios sabe muy bien que vives con un cierto miedo. De vez en cuando asoma la patita".