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¿Por qué Donald Trump no quiere a Pedro Sánchez pero sí a Felipe y a Letizia?


    Martín Alegre

    La noticia de que los Reyes realizarán una visita de Estado a EE UU el próximo 21 de abril la conocíamos el martes de esta semana. Eran La Casa Blanca y el ministerio español de Asuntos Exteriores quienes lo comunicaban pero quedó muy claro que se trata de una invitación de Donald Trump. 

    Hay una cierta simbiosis en esta noticia: el Rey tiene mucho que ganar con este protagonismo, un tanto oscurecido con el nuevo Gobierno, donde los republicanos han tratado de opacar a la Corona, incluyendo a la Reina. Y no olvidemos que en abril, cuando el Monarca y su esposa visiten Washington, estaremos a poco más de seis meses para las elecciones presidenciales y Trump sabe que el voto hispano puede echarle del despacho Oval.

    Pero es que al Rey le viene bien sacar su cabeza en medio de los rumores de ninguneo del ejecutivo de Pedro Sánchez, que ha "invitado" al Monarca a presidir un consejo de Ministros, un símbolo contundente pero sin consecuencia en la política real, para achicar un clamor basado en el adelgazamiento de la agenda real (tanto de Felipe como de Letizia) desde que existe el nuevo Gobierno de coalición entre PSOE y Podemos.

    Viaje de Estado

    Los detalles del viaje de Estado a Washington los cerraron el viernes 7 de febrero la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, y el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, que hablaron por teléfono y quedaron en concretar más tarde otros detalles de la visita.

    No será esta la primera vez que los Reyes acudan a La Casa Blanca. Felipe VI y Letizia ya visitaron a Barak Obama en septiembre de 2015; y en junio de 2018 estuvo, ya con con Trump  como presidente, como colofón a una gira por Luisiana y Texas. Pero el presidente del Gobierno no lo ha hecho aún, y no está previsto que Pedro Sánchez lo haga.

    Ninguno de los viajes de Felipe VI tuvo sin embargo rango de viaje de Estado, el más alto rango protocolario que marcan las diplomacias. La última visita de la máxima categoría, es decir un viaje de Estado oficial de un Rey de España a Washington, se produjo hace nada menos que 20 años, cuando Bill Clinton invitó a Juan Carlos I. El anterior jefe del Estado viajó por primera vez a EE UU en 1976, nada más comenzar en España la Transición democrática. Gerald Ford y Henry Kissinger le recibieron con los brazos abiertos.

    Cinco años después, en 1981, con el presidente Ronald Reagan, hizo otra visita de Estado. Desde entonces, los programas de las visitas de Estado incluyen una cena oficial en La Casa Blanca y una visita al Capitolio.

    La influencia de la Monarquía Española en el desarrollo de la política Exterior de España en general y en concreto la de Estados Unidos, la de máxima relevancia junto a las de nuestros vecinos y de América Latina, es incuestionable.

    Una pocas imágenes para el recuerdo dan una idea de cómo la Corona ponderó la diplomacia como gran lazo con Estados Unidos. Juan Carlos de Borbón, ya antes de llegar a Rey, comoció a Nixono Kennedy; y Jimmy Carter fue el primer presidente norteamericano en visitar España en Democracia. Nunca ha importado que el presidente de turno fuera republicano o demócrata para fomentar las relaciones. 

    Pedro Sánchez y Trump

    Es anómalo que el Rey acuda por segunda vez a Washington sin que lo haya hecho todavía el presidente Sánchez, dato que solo se explica porque se trata de una iniciativa personal de Donald Trump. Es además el presidente de EEUU quien ha fijado la fecha del 21 de abril. Si bien las relaciones personales entre el mandatario norteamericano y el socialista Pedro Sánchez no parecen ser óptimas, sí podemos hablar de un aparente buen feeling de don Felipe y doña Letizia con el presidente de Estados Unidos y su esposa Melania. Al menos eso pareció cuando el Monarca y su esposa fueron recibidos en la Casa Blanca entre elogios. La visita la preparó el gabinete de Mariano Rajoy, a quien Trump sí había recibido en La Casa Blanca en septiembre de 2017. Es cierto que el viaje tuvo lugar dos semanas después de la llegada a La Moncloa de Pedro Sánchez, y que estuvieron acompañados por el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell. 

    Las relaciones entre EEUU y España no pasaban al menos hasta ahora por su mejor momento, dentro de la cordialidad de dos países aliados, miembros de la OTAN. La política arancelaria de Trump contra algunos productos españoles (vino, aceite, aceitunas o queso), y los reproches del presidente norteamericano al Gobierno español por las cifras de gasto militar, una de las más bajas de la OTAN, no ayudaban. Sin embargo, Trump deja atrás los reproches y agradece la cooperación de España en Defensa, y el Pentágono ha manifestado su interés por aumentar su presencia en las bases de Rota y Morón.