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La otra tragedia de los Kennedy: a una hermana del ex presidente le practicaron una lobotomía y fue ingresada de por vida
Informalia
Este 7 de enero hace exactamente 15 años de su muerte. Rosemary Kennedy, hermana del presidente estadounidense John F. Kennedy, fue la primera de las hijas del matrimonio formado Joseph y Rose Kennedy. Nació con daños cerebrales producidos por complicaciones en el parto y como consecuencia de ello le practicaron una lobotomía y la ingresaron en un asilo de Wisconsin de por vida. El séptimo día de enero de 2005, a sus 87 años, la encontraron muerta,
Rosemary, conocida con el terrible apelativo de la 'idiota' de la familia, pasó toda su vida recluida y oculta hasta que la encontraron hace 15 años, encogida en su silla de ruedas. Tenía 87 años y nadie la había visitado en sus últimas décadas de vida, excepto su hermana Eunice.
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Los blancos, rubios, triunfales, millonarios y poderosos Kennedy tenían un secreto del que se avergonzaban. La mayor de las hermanas, la relegada e innombrable Rosemary apenas hablaba y caminaba, y tenía súbitos y a veces violentos cambios de humor.
Rosemary era, según los cronistas de la época, "una joven bellísima, con los más refinados rasgos de los Kennedy", pero una mancha para la carrera política que el patriarca de los Kennedy había trazado para los varones de la familia, John, Bob y Teddy.
Por eso, "aunque era perfecta como una muñeca de juguete", en la escuela la llamaban "la retardada" y la confinaron a una escuela de "inadaptados". Pero cuando Rosemary alcanzó la adolescencia, sus terribles padres pensaron que su sexualidad era peligrosa y decidieron someterla a una lobotomía.
En los años 40 esta práctica era de uso común para tratar esquizofrenias y enfermedades mentales. En EEUU, el médico Walter Jackkson Freeman practicaba lo que se llamaba 'lobotomía transorbital', conocida popularmente como la 'técnica del picahielo', un tormento digno de la Edad Media que consistía en introducir un pincho en el cerebro de los pacientes a través del ojo para cercenar las conexiones nerviosas.
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Curiosamente el clan explicaba que la "desaparición" de Rosemary, internada después de la operación en un hogar de Wisconsin, se debía a que "estaba enseñando en una escuela del Medio Oeste especializada en discapacitados".
La mujer, tras padecer la mutilación de su cerebro, quedó con una mente similar a la de un niño dos años e incapacitada para caminar. Ese fue el resultado de la operación que le practicaron y que le dejó totalmente a merced de la institución donde fue recluida de por vida en la más absoluta soledad.
Solo su hermana Eunice Kennedy Shriver la visitó, y en 1962 escribió un testimonio desgarrador: "Era hermosa, pero más lenta en gatear, caminar y hablar que sus brillantes hermanos. Amaba la música, y aprendió a bailar, pero preguntaba: '¿Por qué los chicos no me invitan?'. Cuando su padre fue embajador en Londres, ella se presentó en Buckingham ante los reyes, y se comportó muy bien…". Pero el secreto fue encerrado en una caja fuerte de siete llaves y Rosemary ya no saldría de allí nunca más.