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Diego Torres, ex socio de Urdangarin, rabia en la cárcel mientras el marido de la infanta se come el turrón en casa


    Sara Tejada

    Diego Torres, el ex socio de Urdangarin, se debe estar preguntando en la penumbra de su celda si de verdad la Justicia es igual para todos mientras él sigue entre rejas y el marido de la infanta Cristina lleva semanas saliendo a hacer voluntariado y se va a comer el turrón con sus mujer y sus hijos en casa.

    Razones no le faltan al ex socio del ex duque 'empalmado' para lamentarse. Aunque el Supremo le ha ratificado el segundo grado, no logra salir de prisión ni siquiera en fiestas, por lo que tendrá que entretenerse con sus aficiones favoritas: yoga y atletismo. Y por si esto fuera poco, no consigue vender una de sus propiedades, aun bajando el precio notablemente.

    Entró en prisión el mismo día que Urdangarin y ha solicitado permisos en varias ocasiones, como su ex socio, pero no ha obtenido nada. Condenado a cinco años y ocho meses (dos meses menos que Urdangarin), tiene incluso una oferta de trabajo, por eso pidió en marzo de 2019 un nuevo permiso. Tras meses de espera, finalmente se lo denegaron.

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    Además, en septiembre, su abogado solicitó que le aplicaran el mismo artículo que a Urdangarin le ha permitido realizar salidas puntuales para realizar tareas solidarias. Nada. Ni siquiera esgrimiendo otro artículo, el que le ha permitido salir de prisión a Oriol Pujol Ferrusola.

    Torres colabora en todo lo que le piden. Su actitud es inmejorable. Ha participado en la publicación de la revista Módulo, donde es presidente del consejo editorial; es representante de los internos en la escuela laboral y practica yoga y atletismo asiduamente. Pero no es yerno del rey Juan Carlos ni cuñado de Felipe VI.

    Nadie quiere su casa

    Tampoco sus esfuerzos han desbloqueado la venta de su vivienda en Sant Cugat. Sigue en el mercado por 1,4 millones de euros, doscientos mil menos que cuando la puso en venta. No hay ofertas. El único permiso que ha obtenido Torres hasta ahora ha sido para poner en venta sus otras propiedades y saldar sus deudas. Una situación que contrasta con la de Urdangarin, que sí vendió su palacete de Pedralbes y que muy pronto pasará las Navidades con los suyos.