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Peñafiel habla del rey Juan Carlos: "Se acostó con una condesa horas antes de pedirle matrimonio a Sofía"


    Informalia

    A sus 87 años, el periodista experto en Casa Real ha abierto la caja de Pandora del rey Juan Carlos con su último libro, Anécdotas de Oro. En él desvela nuevas infidelidades del emérito: "Con lo follador que ha sido Juan Carlos es un milagro que no haya llenado España de bastardos".

    A la larga lista de amantes del emérito, Jaime Peñafiel ha añadido una más, la condesa Olghina de Robilant: "Un día antes de ponerle a Sofía el anillo de pedida en el dedo, el rey estuvo perdido entre las sábanas de la cama de una habitación de una pensión romana, pagada y reservada por la condesa", ha dicho en El Mundo. En el libro cuenta que acudió a la boda, protegida por fuertes medidas de seguridad, y que lo hizo disfrazado de cura: "El rey me reconoció y me guiñó un ojo".

    También habla de Letizia, en términos más amables de los que suele acostumbrar: "Entrar en una familia real es muy duro y entrar en una familia real donde hay dos infantas como Elena y Cristina es tela marinera. O entras como entró Letizia en la Casa Real, o te devoran, te anulan y hay que reconocerle ese arrojo". Alaba la buena educación y la disciplina de sus hijas, que sea una mujer de carácter y que no se deje avasallar. Aun así, su relación es irrecuperable: "No me perdona que insista tanto en que es la nieta de un taxista, cuando su abuelo era de lo mejor, un tipo fantástico y la de taxista es una profesión muy noble. Hace diez años que no nos vemos, nuestro último encuentro fue muy desagradable".

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    Ya están en tablas, él tampoco le perdona a ella el final de Pushkin: "Era el perrito de Felipe, y era lo que más quería aparte de su madre. Letizia lo puso de patitas en los montes de El Pardo, que alguna alimaña lo debió matar y comérselo. Con una crueldad... Entonces ella mandaba mucho, ahora manda mucho más, y Felipe estaba tan enamorado que lo aguantó. ¡A mí no me quitan mi perro!".

    El libro de Peñafiel es una auténtica joya que desvela los secretos mejor escondidos de una carrera que se extiende ya por más de 50 años: "Jesús Hermida y yo nos colamos en la casa de Fabiola de Bélgica y le robamos su diario. Normal que Felipe no deje a Letizia escribir uno", dice con sorna. Pero no solo habla de la Casa Real; también del Franquismo ("Si yo publicara la lista de los que vi llorar en su entierro, se les iba a caer la cara de vergüenza"); de Felipe González ("Si me tuviera que quedar con un presidente sería con él"); del duque de Edimburgo, marido de la reina Isabel II de Inglaterra ("Odiaba a los periodistas, llevaba cacahuetes en el bolsillo y se los echaba como si fueran monos"); o de la duquesa Cayetana de Alba y su segundo esposo, Jesús Aguirre ("Eran malvados").