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La nieta de Franco, dueña de un edificio que convirtieron en burdel


    Felipe Rodríguez

    La Policía liberó hace poco más de un año a 23 mujeres que ejercían la prostitución en dos edificios situados en el Paseo de las Delicias, en Madrid. Bautizada como la operación Desengaño, en estos bloques se explotaban sexualmente a mujeres durante las 24 horas del día a modo de burdel. Una de estas casas tenía como consejera a María de la O. Martínez-Bordiú Franco, nieta de Francisco Franco.

    Según contó El Periódico, el portal número 133 del Paseo de las Delicias es propiedad de la inmobiliaria CM 16, en la que Mariola, como comúnmente se la conoce, actúa como consejera. Se trata de una empresa familiar, ya que dos de sus hijos, y a su vez biznietos de Franco, hacen las veces de consejero delegado y apoderado de la inmobiliaria. Su marido, el arquitecto Rafael Ardid, es también consejero delegado y presidente.

    Mariola entró a formar parte de la directiva de la inmobiliaria en 2003 y cuatro años después, la compañía adquirió el edificio. Desde entonces lo tuvieron alquilado a un ciudadano italiano, que sería el que lo convirtió en burdel. La explotación que se cometía en el interior del inmueble era conocido por los vecinos, que ya lo habían denunciado en varias ocasiones.

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    Para hacerse una idea de lo que sucedía en el interior de estas casas, desde la Policía calificaron este edificio y el 127 de la misma calle como ""factorías del sexo" y territorio de una "organización criminal", según la investigación de la UCRIF (Unidad Central contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales).

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    En estos inmuebles, se distribuía a las mujeres de forma cruel, por pisos según su edad y belleza. Las jóvenes y atractivas estaban en las plantas superiores, con tarifas más caras. Las mayores o más deterioradas eran colocadas en las plantas inferiores. En función de su trabajo, eran degradadas o premiadas con cambios de planta en el edificio.

    Las mujeres estaban vigiladas las 24 horas del día a través de cámaras y no salían del edificio ni para comer. Si lo hacían iban acompañadas de hasta cuatro furgones para que todo fuera según lo planeado. Por fortuna, una de ellas pudo escapar y avisar a la Policía, que intervino de inmediato parar liberar a estas 23 mujeres y detener a 17 personas.