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Pablo Motos y Laura Llopis, una historia de amor y trabajo que dura décadas


    Silvia Armesto

    Ratos de cama con Elsa Pataky, tonteo sin disimulo con Mariló Montero y besos apasionados con Isabel Pantoja. Pablo Motos (54) hace del coqueteo un arte cuando los hombres y mujeres más famosos del panorama nacional e internacional visitan El Hormiguero. Pero él tan solo es un 'mandado'. Detrás de toda la 'performance' se erige la figura de Laura Llopis, su mujer y quien dirige los pasos de Motos en el espacio de Antena 3.

    Y es que ella es la jefa de guión del programa, la artífice del éxito de su marido y la encargada de efectuar las órdenes precisas para que todo salga según lo previsto: "Mi mujer me dice que las bese. O que los bese (...) Eso forma parte del show y, además, hay un idilio que dura mientras se emite El Hormiguero 3.0. Durante ese tiempo, me está permitido todo. Ni soy celoso ni mi chica lo es", ha dicho el presentador.

    "El guión no vale de nada hasta que Pablo lo hace suyo. Debe conquistar al entrevistador y no conozco a nadie tan riguroso como él", reveló la guionista a la revista TP hace algún tiempo.

    No obstante, trabajar juntos también tiene su parte negativa, como revela el propio Motos: "Nosotros nunca discutimos en verano, pero en invierno hay fuego, ella tiene una personalidad muy fuerte y yo también, y el programa lo hago yo y lo llevo yo y las decisiones las tomo yo, y hay enfrentamientos, claro".

    Motos no sólo trabaja con su esposa, sino que también lo hace con sus hijastras, nacidas de una relación pasada de Laura con otro hombre: "Una es guionista y la otra está en atrezo; son guapísimas, dos chicas con talento y sobre todo muy buenas personas", aseguró en una ocasión el periodista.

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    El carácter y la garra de Llopis enamoró a Motos, que compartió con ella todas las aventuras radiofónicas anteriores a El Hormiguero. En una ocasión, el presentador reveló cómo comenzó su amor: "Nos conocimos en la radio, en Valencia, yo estaba de presentador y ella en producción. A mí me gustaba pero ella pasaba, el desprecio más grande se queda en nada comparado con el de ella. Yo me preguntaba '¿te vas a morir sin haberla besado?', y un día me lancé".

    Desde ese día, Laura y Pablo no se han separado. Juntos han logrado compaginar trabajo y amor en su pisazo del madrileño barrio de Salamanca, por el que desembolsaron 1,5 millones de euros. Una cifra asumible teniendo en cuenta que el caché de Motos.

    Pero no todo es trabajo. Hay un día de la semana, el sábado, que Motos y Llopis no atienden llamadas. Ésa jornada es para estar juntos y disfrutar de su relación. Ése es el precio a pagar por seguir en lo más alto.