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Letizia reúne a su padre, su madre y su hermana en Oviedo: la armonía de los Ortiz Rocasolano
Martín Alegre
El primer discurso de Leonor de Borbón en los Premios Princesa de Asturias consiguió lo imposible: reunir a todos los Ortiz-Rocasolano, algo que no sucedía desde las bodas, bautizos y comuniones familiares, donde posan juntos con forzada armonía cara a las cámaras, mientras en la vida real Jesús Ortiz y su ex mujer no se tratan.
En la fila 6, impares, del teatro Campoamor de Oviedo, Paloma Rocasolano ocupaba este viernes su butaca habitual, sentada justo detrás de la blanca cabeza del duque de Alba. Le acompañaba una señora rubia, que suele estar con ella en otras ceremonias.
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A continuación se sentaba una pareja anónima formada por un señor calvo y su acompañante. Ellos hacían sin saberlo, de barrera de contención de Paloma Rocasolano y Ana Togores, actual esposa de Jesús Ortiz, el ex marido de la madre de Letizia.
Junto al padre de la reina, en la siguiente butaca, Telma Ortiz cogía la mano de su novio Robert Gavin Bonnar, con el que había entrado en el patio de butacas del teatro Campoamor, cogidos del brazo, para demostrar oficialmente su relación.
Días antes, Telma y el ex marido de la cantante del grupo The Corrs, habían asistido a una función del Teatro Real acompañados de Paloma Rocasolano y Amanda, la hija de Telma y su primer novio, integrado plenamente en el entorno de su novia. Esta impostada armonía de los Ortiz-Rocasolano hace presentir una nueva boda familiar en un futuro no muy lejano.
Lo que fue evidente es que el estreno oficial de Leonor como princesa de Asturias en Oviedo hizo felices a toda la familia. La princesa estuvo apoyada por todos los asistentes a la ceremonia, conscientes de que Leonor representa la continuidad histórica de nuestra monarquía parlamentaria, el futuro. Y las palabras de la hija mayor de los reyes, en su primer discurso en Oviedo, fueron sencillas, cercanas y de amor para Asturias, para sus padres y para su hermana Sofía, sentada en igualdad con Leonor en el escenario, pero también eran palabras con un contenido de responsabilidad que la princesa ya es consciente de asumir.
El mismo día que Cataluña vivía su jornada más violenta y miles de personas en la calle pidiendo la libertad de los separatistas encarcelados, Felipe VI sólo habló de los valores que representan los personajes premiados este año, para dedicar después parte de su discurso a su heredera, su hija Leonor, haciéndole ver lo que serán sus obligaciones y lealtades.
Después de la solemnidad de una jornada histórica, este domingo toca visitar Asiegu, el pueblo ejemplar de este año, con apenas 100 habitantes, en la comarca de Cabrales.
Allí, vestidos de forma sencilla, Leonor, Sofía y los reyes tomarán queso y sidra con los paisanos, hablarán de la vida diaria de aquellas gentes y Leonor y su hermana, empezarán a ver de cerca lo que es la España real.