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El marido de Lydia Lozano va a tirar la basura en coche, a 100 metros de su casa
Silvia Armesto
Carlos García-San Miguel, al que todos llaman Charly, es el marido de Lydia Lozano. A comienzos de este año se sometió a una intervención quirúrgica para operarse de una hernia discal lumbar que fue un éxito. "Él está bien, yo fatal", aseguraba la reportera después de que su esposo pasara por el quirófano. Ella misma se encargó de hacerle las curas."Yo soy periodista, y hacer una cura me parece una prueba de amor", comentaba Lydia en televisión.
Han pasado casi nueve meses desde que al arquitecto le arreglaron la espalda y hemos podido comprobar que el marido de Lydia Lozano, no está para muchos trotes: va a tirar la basura en coche, a pesar de que los contenedores están a apenas 100 metros del chalé adosado en el que vive junto a la periodista.
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En su defensa hay que decir que Charly, de 69 años, aún se recupera de la delicada operación que antes citábamos. Por fortuna, en el caso del marido de la reportera, todo salió bien. La peregrinación hasta la basura de Charly no es un acto carente de interés por muchas razones, no solo porque vaya en coche para recorrer apenas unos metros. Para empezar, está el coche en sí, un Ford Ka descapotable rojo del año de la Tana, pero muy cuco y bonito. Lo que pasa es que el coche es pequeño, un biplaza, y Charly entra con dificultad o, para ser más justo, sin holgura.
Luego está la parte positiva: en realidad, lo que llevó Charly en su coche para deshacerse de ello fueron cristales y otros objetos, y hay que decir que recicla, porque se preocupó de que cada objeto fuera en su contenedor. En ese sentido es ecologista, aunque ir en el coche no sea muy bueno para el medio ambiente. Además, la cantidad de botellas de las que se deshizo era considerable: había recipientes de vino y todo tipo de bebidas. También hay que decir en defensa de Charly que en Madrid, a la hora a la que se deshacía de su basura, la temperatura rozaba los 30 grados, o sea, no era apta para paseos, no vaya a ser que un golpe de calor nos dé un susto.
La secuencia
1. Charly, que ha recorrido exactamente 100 metros desde la puerta de su casa, en su descapotable rojo biplaza, llega al lugar de reciclado y comprueba que las botellas de cristal vayan en su lugar.
2. Si acercamos el plano, podemos comprobar cómo el marido de Lydia Lozano revisa con denuedo cada una de las botellas para no cometer errores.
3. El arquitecto, a sus 68 años, es ya un experto en seleccionar los materiales que deben ir en cada cubo: vidrio es vidrio; cartón es cartón.
4. Tras depositar los cascos vacíos de las bebidas en el lugar destinado a tal efecto, el marido de Lydia Lozano emprende el camino de regreso hasta el biplaza rojo en el que se ha trasladado. Son apenas cinco metros y ya va sin carga.
5. Charly llega al vehículo sin problemas y se dispone a abrirlo y sentarse para regresar ya con el trabajo cumplido: los cascos está listos para ser reciclados. Buen ciudadano.
6. Con la buena conciencia del trabajo bien hecho, Charly está listo pata abordar un nuevo día: ¿ver a su mujer en la televisión? ¿Hacer más recados? Sea lo que sea, Charlie ouede presumir de no contaminar. Si acaso, por el tema del coche, un gasolina con motor de 20 años. Menos de lo que llevan casados Lydia y el arquitecto.
Lydia Lozano, que es la menor de tres hermanos (Jorge y Esther), está casada con Charly desde el 22 de junio de 1990. El arquitecto y la periodista renovaron sus votos matrimoniales el 20 de junio de 2015 en una íntima ceremonia con motivo de sus bodas de plata, 25 años de casados. No tienen hijos por decisión propia, algo que la periodista ha defendido en un sinfín de ocasiones.