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Blanca Romero dice que se "compraría unas tetas nuevas" y se cerraría "el chichi"
Silvia Armesto
El espléndido aspecto y la envidiable figura que luce a sus 43 años la asturiana Blanca Romero no son óbice ni cortapisa para que la modelo y actriz quiera estar todavía mejor de lo que está. La guapa gijonesa, que este jueves asistió a una presentación al alimón con su hija Lucía, compartió con nosotros qué operaciones quiere hacerse.
Hace 18 años que se casó con un jovencísimo Cayetano Rivera Ordóñez. Ella tenía 25 y el hermano de Fran Rivera, uno menos. El torero se volvió loco de amor y ella, que ya era madre de Lucía, no pudo resistirse al poder de seducción del diestro. La boda, en Gijón, a finales de octubre de 2001, fue un acontecimiento imborrable, con aquella madrina de color morado llamada Carmina Ordóñez. Cayetano adoptó a Lucía y puso todo sobre su cariño en el empeño pero el matrimonio duró apenas tres años.
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Aunque han pasado 15 años desde que se rompió aquella unión, Blanca sigue siendo muy joven, porque 43 años no es nada. Pero el tiempo pasa también para las modelos y la hasta las personas con una genética como Blanca Romero sienten el paso del tiempo y piensan en poner remedio con la ayuda de los cirujanos estéticos. La ex de Cayetano no es partidaria de inyectarse Botox en la cara o hacerse un lifting. "Las arrugas me gustan, las de aquí para arriba no me preocupan", dice con su sinceridad característica esta mujer de una pieza. "Las que no me gustan son éstas", asegura agarrándose los pechos. "Me compraría unas tetas nuevas", reconoce entre risas. "No para ponerme más, pero las volvería a subir un poco", explica.
No es la única operación que le falta, según confiesa. Dice que le falra "es y otra que es súper fea decirla, la del, la del...". Se frena en un principio, balbucea pero finalmente, con esa elegancia innata que le permite decir lo que sea, con marcado acento asturiano que le conocemos, sin perder jamás la dignidad, verbaliza su deseo quirúrgico más íntimo: "Cerrar un poco el chichi", comenta. Su segundo hijo, que vino al mundo hace siete años, tiene que ver con esto: "Martín era muy grande", recuerda la madre. "Yo veo a mujeres haciendo kikc-boxing, que estoy encantada, mayores que yo y con más hijos, haciendo ejercicios que yo no puedo", dice. "Si yo si salto o estornudo, tengo que retorcerme. Entonces, veo a esas señoras haciendo esos ejercicios y tengo que inventarme que tengo una lesión para no hacer esas cosas", añadió. A continuación, ya en broma, matizó que lo de su vagina era solo por dentro, que por fuera "el chichi", dijo, "lo dejaría tal cual, no le cambiaría la cara porque es muy mono".
Una vez que la ex de Cayetano Rivera dijo que pasaría por el quirófano para mejorar su vagina, un murmullo de risas recorrió el grupo de periodistas que le preguntaba pero lo ciertos es que es admirable y muy de agradecer la honestidad y naturalidad con que esta mujer se dirige a los medios. Es verdad que en un primer momento la asturiana no quiso responder todo lo que pasaba por su cabeza porque, según reflexionó en voz alta, en un principio le parecía que su idea era "fea decirla", pero al final compartió sus deseos más íntimos.