Letizia, personaje de una novela que reprocha su ambición hasta llegar a reina
Sara Tejada
Mientras Íñigo Errejón celebraba su primer mitin como candidato nacional el 10-N y confirmaba así la noticia que ya conocía todo el mundo, Pablo Iglesias, su ex compañero, ex jefe y ex amigo asistía a la presentación del libro del escritor Daniel Serrano en el Circulo de Bellas Artes de Madrid. Juan Luis Cebríán y Ana García-Siñeriz completaban la terna de padrinos que arroparon al autor de la novela Cal viva.
La periodista asturiana que se hizo famosa por presentar Lo + Plus durante una década junto a Máximo Pradera y Fernando Schwartz, entre otros, compartió plató con Daniel Serrano en el programa de televisión Matinal Cuatro. Pero el hermano del cantautor Ismael Serrano también compartió pasillos y redacción con otra periodista asturiana, como García-Siñeriz, cuando ambos trabajaron en CNN+: Letizia Ortiz Rocasolano.
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En su libro, Daniel Serrano narra a través de un padre en conversación con su hijo una Transición tras la cual el desencanto invade a ambos, progresistas, por todos aquellos principios a los que han tenido que renunciar. Aparecen el 15-M, tebeos, Rosalía y Letizia.
Serrano escogió el título de Cal viva para su obra a raíz de las palabras que Iglesias le dedicó a Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados cuando le pidió que desconfiara de los consejos "de quienes tienen las manos manchadas de cal viva", en referencia al GAL y los dirigentes socialistas salpicados por uno de los mayores escándalos de la democracia: la guerra sucia contra ETA.
Pero la mujer que hoy todos conocemos como esposa de Felipe VI también tiene un papel en la novela. "Mientras la vida de nuestra generación sigue por determinados derroteros, ella permanece al margen, en un universo extraño, ajena a la crisis, la precariedad, las convulsiones de la política, y sin embargo, está constantemente acechada por turbulencias palaciegas", escribe Serrano.
Daniel Serrano reprocha a su ex compañera de trabajo sus intentos por anclarse a la normalidad, de mantener espacios de 'persona normal' y retrata a doña Letizia por las calles de Malasaña, de marcha con sus amigas, o en uno de los bares por los se la ha visto tomando algo con el Rey. En concreto, el autor sitúa a la reina en La Bibicleta, bar de la Corredera baja de San Pablo donde hace tres años se la pudo ver en varias ocasiones: "Habló como si disparara una metralleta, igual que si no hubieran pasado cien años desde que tomásemos café en la máquina del pasillo", dice de ella uno de los protagonistas de la novela de Serrano.
La Letizia de ficción, trasunto sin disimulos de la Reina de España, aparece retratada como un personaje famoso en medio del barrio Malasaña, un personaje frente al que los clientes de los bares de copas actúan con la distancia que impone un mito, entre la idolatría y la prudencia. Serrano ataca de algún modo la contradicción de esa supuesta gente de izquierdas que se postra ante un sistema que integra la monarquía parlamentaria, un sistema legitimado formalmente pero que elige al jefe del Estado por razones de nacimiento. Letizia, como actora relevante de todo lo anterior, es criticada por convertirse en la esposa de Felipe de Borbón dejando atrás "la reportera locuaz que pretendía estar a la altura de sus ambiciones y vaya sí lo hizo".