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Alba Carrillo: de su cambio total de cara a su romance con un compañero de trabajo


    Sara Tejada

    Alba Carrillo es a sus 33 años toda una experta en televisión. Atrás queda aquella adolescente inquieta con ganas de comerse el mundo de la moda. La explosiva y casi siempre polémica ex del tenista Feliciano López entró este miércoles en la casa de Gran Hermano y a los pocos segundos ya tuvo su primer enfrentamiento. Parece sobresaltada y con el corazón en siempre en tensión. Sin embargo, los rumores apuntan a que lo tiene ocupado por Santi Burgoa, copresentador de Cuatro al día y por tanto compañero de trabajo de la bella Alba.

    La modelo dice que ha entrado en el reality porque Feliciano López y Sandra Gago se casan durante la emisión del programa y así se pierde la boda. Este miércoles, en su vídeo de presentación reconoció que está "conociendo a alguien", aunque no confirmó si se trata del citado periodista. "No sé qué pasará porque aunque ya sabéis que yo siempre tengo mucha ilusión, el amor siempre se me escabulle", comentó.

    Su madre, Lucía Pariente, cree que lo que les pasa a los hombres con su hija es que "hay mucho arroz para tan pocos pavos". Percha no le falta: vestida con un diseño negro con plumas, igual al que llevaba su madre en el plató, se encontró con Antonio David Flores, ex de Rocío Carrasco, amiga de Alba.

    Pero ni el presentador con que se relaciona a Alba, ni el portero del Real Madrid, Thibaut Courtois, ni Fonsi Nieto (padre de su hijo) ni Feliciano López conocieron a la verdadera Alba Carrillo tal y como era antes de transformarse en la mujer que hoy conocemos. Nariz aguileña, cara redonda y un estilo mucho más

    Antes de convertirse en uno de los personajes mediáticos del mundo rosa, e incluso antes de paso por Supervivientes Alba Carrillo era ya una mujer de armas tomar. Aunque no siempre fue la misma mujer. Saltó a la fama tras su participación en el reality Supermodelo, en 2007, y antes ya había realizado alguna aparición en televisión. Fue en un reportaje que TVE realizó para descubrir cómo se formaban las jóvenes aspirantes a actriz. En aquel momento, Alba estudiaba Arte Dramático y Publicidad y Relaciones Públicas y lo hacía con un rostro mucho más redondeado en el que ni si quiera se apreciaban sus característicos hoyuelos. Además, su nariz era más grande y aguileña.

    Viendo las imágenes de los últimos años y las actuales está claro que Alba se ha hecho algún que otro retoque para lucir perfecta y que el cambio ha sido lento pero contundente, al más puro estilo de Elsa Pataky.